ALQUIMIA

TEOFRASTO PARACELSO, gran ocultista y alquimista

PARACELSOPARACELSO Nació en el cantón de Zu­rich, el año 1493. Viajó, y se visitó y confe­renció con casi todos los médicos de Europa, Pasaba por el reformador de la medicina y pretendió arrancar el cetro a Hipócrates y Ga­leno, cuyos principios y método quiso criti­car. Débesele el descubrimiento del opio y del azogue, cuyo uso enseñó.

Paracelso es principalmente el héroe de los que creen en la piedra filosofal y le atribu­yen la ventaja de haberla poseído, apoyándose para esto en su propia autoridad. A pesar de todo era un insigne charlatáncuando esta­ba beodo, dice Weternus que permaneció vein­tisiete meses en su compañía, amenazaba con hacer venir un millón de diablos para demos­trar el poder e imperio que tenía sobre ellos; empero, semejantes extravagancias no se las oyó decir jamás estando en ayunas. Tenía un demonio familiar encerrado en el puño de su espada: decía que Dios le había revelado el secreto de hacer oro, y se alababa de poder, ya por medio de la piedra filosofal, ya por virtud de sus remedios, conservar por muchos siglos la vida de los hombres y, sin embargo, murió a la edad de cuarenta y ocho años, el de 1541, en Salsburgo.

 

ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

PARACELSO, importante figura del ocultismo del renacimiento

PARACELSO Nació en el cantón de Zu­rich, el año 1493. Viajó, y se visitó y confe­renció con casi todos los médicos de Europa, Pasaba por el reformador de la medicina y pretendió arrancar el cetro a Hipócrates y Ga­leno, cuyos principios y método quiso criti­car. Débesele el descubrimiento del opio y del azogue, cuyo uso enseñó.
Paracelso es principalmente el héroe de los que creen en la piedra filosofal y le atribu­yen la ventaja de haberla poseído, apoyándose para esto en su propia autoridad. A pesar de todo era un insigne charlatán; cuando esta­ba beodo, dice Weternus que permaneció vein­tisiete meses en su compañía, amenazaba con hacer venir un millón de diablos para demos­trar el poder e imperio que tenía sobre ellos; empero, semejantes extravagancias no se las oyó decir jamás estando en ayunas. Tenía un demonio familiar encerrado en el puño de su espada: decía que Dios le había revelado el secreto de hacer oro, y se alababa de poder, ya por medio de la piedra filosofal, ya por virtud de sus remedios, conservar por muchos siglos la vida de los hombres y, sin embargo, murió a la edad de cuarenta y ocho años, el de 1541, en Salsburgo.
ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

BASILIO VALENTINO, alquimista

BASILIO VALENTINO Célebre alquimis­ta que ocupa entre los alemanes el mismo lu­gar que entre nosotros Nicolás Flamel. Su vida está mezclada de tamañas fábulas que algunos creen que jamás ha existido y algunos le ha­cen vivir en el siglo XII, otros en el XIV y aún en el xv. Añádese que era benedictino en Er­furt. Con sus experimentos químicos descubrió el antimonio, unos cerdos que comieron de este residuo de metal, engordaron prodigiosa­mente; Basilio le hizo tomar a los monjes, y reventaron.

Cuéntase que mucho tiempo después de la muerte de este benedictino, se abrió como por milagro una de las columnas de la catedral, encontrándose dentro de ella sus libros sobre la alquimia. Las obras de Basilio, o a lo me­nos las que llevan su nombre, están escritas en alemán, del que fueron traducidas al latín y algunas del latín al francés. Los adeptos bus­can principalmente de él el Azoth Aurilia; Philosophorum, impreso en Francfort el año de 1613, y traducido al francés en 1660; Las doce llaves de la Filosofía del hermano Basi­lio Valentino, tratando de la verdadera Medi­cina metálica; Apocalipsis químico, impreso en Herfurd el año de 1624; La revelación de los misterios de las tinturas esenciales de los siete metales y de sus medicinales virtudes, impreso en París en 1646; Del Microcosmo, el gran misterio del mundo y de la Medicina del hombre, impreso en Marpurg el año de 1609; El tratado químico filosófico de las co­sas naturales y sobrenaturales, de los minera­les y metales, impreso en Francfort el año de 1676, y la Aliografía, de la preparación, del uso y virtudes de todas las sales minerales, animales y vegetales, sacadas de los manus­critos de Basilio Valentino por Antonio Sal-mincio, impreso en Bolonia el año de 1644. La mayor parte de estas obras han hecho ade­lantar mucho a la química útil.
ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

JUANA DE ARCO

JUANA DE ARCO Llamada la Doncella de Orleans. Nació en Domremy , cerca de Vau-couleurs, el año 1410. Jamás persiguieron tan­tas desgracias a la Francia como durante el medio siglo que precedió al año memorable, en que se vio el abatido valor de los guerreros franceses dispuestos ya a someterse al yugo del extranjero, reanimarse a la voz de una doncella de dieciocho años. Carlos VII es­taba dispuesto a ceder Chinón al enemigo, cuando Juana de Arco apareció en aquella pla­za a fines de febrero de 1429. Era ésta una labradora, su padre se llamaba Santiago de Arco y su madre Isabel Romea, desde su mas tierna infancia, mostró una timidez sin ejemplo y huía de los placeres para entregarse a Dios; pero se ejercitaba en manejar los caballos, y se columbraba ya en ella el ardor marcial que la hizo la libertadora de los fran­ceses. El país en que naciera era también a propósito para alimentar su devoción; unos bosques que los sencillos aldeanos creían ha­bitados por genios, una haya llamado el árbol de las hadas, eran por el mes de mayo el pun­to de reunión de la juventud de aquellos can­tones. Al llegar a los dieciséis años exaltóse la imaginación de Juana y tuvo éxtasis. A eso de mediodía veía en el jardín de su padre, al ángel Gabriel al arcángel Miguel, a Santa Ca­bina y Santa Margarita brillando en luz celestíal. Estos santos la guiaban en todas sus piones y principalmente junto al árbol de las hadas, era donde tenían sus conversaciones. Las voces (porque así ella las llamaba) la mandaron dirigirse a Francia y hacer levantar el sitio de Orleans, de modo que a pesar de la amenaza de sus padres, obedeciolas y se dirigio primero a Vaucouleurs donde Juan de Metz se encargó de presentarla al rey. Llegaron entrambos el 24 de febrero a Chinón donde el rey Carlos tenía su corte,  y Juana se postró de rodillas ante el rey: Yo no soy el rey, la dijo Carlos VII para probar -vedle allí, añadió enseñándole, un caballero de su comitiva. Noble príncipe, dijo la  doncella, vos sois y no otro; yo vengo enviada por Dios para socorreros y salvar a vuestro reino, y el rey de los cielos os dice, por mi boca que os salvaréis, seréis coronado en la ciudad de Reims y seréis virrey del rey de los cielos que es rey de Francia. Sorprendido Carlos, la llamó en secreto, y después de esta conversación, declaró que Juana le había dicho secretos, que nadie podía saberlos, sino Dios y él, lo que la atrajo la confianza de toda la corte. Sin embargo, una duda terrible quedaba por aclarar, a saber si era doncella, lo que se probó; y si era inspi­rada de Dios o del diablo, lo que en aquella época merecía atención. Después de muchas consultas diéronle caballos y hombres, armá­ronla de una espada que por su revelación se encontró enterrada en la iglesia de Santa Ca­talina de Fierbois, y marchó inmediatamente hacia los muros de Orleans, donde combatió con un valor que sobrepujó al de todos los mayores capitanes. Echó a los ingleses de Or­leans, haciendo en seguida consagrar su rey en Reims, siguiendo la orden de los santos, y le devolvió Troyes, Chalons, Auxerre, y final­mente la mayor parte de su reino, después de lo cual quiso retirarse, pero había dado de­masiadas pruebas de valor y no se le quiso conceder esta libertad, lo que fue la causa de sus desgracias; porque luego habiéndose arro­jado a Compiegue para defenderla contra el duque de Borgoña, y favoreciendo la retirada de los suyos, cayó prisionera de un noble picardo que la vendió a Juan de Luxemburgo, quien a su vez la vendió a los ingleses, quienes para vengarse de que les hubiese por tantas veces vencido, la acusaron de haber empleado para vencer, la magia y el sortilegio. Condujósela ante un tribunal eclesiástico en el que el inquisidor y Pedro Chaucon obispo de Beauvais quisieron darla tormento, pero temiendo que muriese en él, la declararon fanática y bruja, cuyo proceso sería ridículo si no fuese bárbaro, y aun lo que tiene de más horrible es, que el ingrato monarca que le debía su corona, la abandonó porque ya no la nece­sitaba. Prosiguióse la causa con actividad, y a la tercera sesiós se la quiso hacer comprender la diferencia que media entre la iglesia triun­fante y la iglesia militante. Preguntáronla lo que opinaba y contestó que se sometía a la opinión de la iglesia. “Preguntáronla si iba a pasearse en su infancia, si los santos que se le aparecían hablaban inglés o francés, si llevaban rizos en las orejas, o anillos en los dedos, etcétera.” —Vos me habéis quitado una sor­tija, dijo al obispo, volvédmela. —¿Los san­tos iban desnudos o vestidos? —¿Os figuráis que Dios no tiene ropas para vestirles? —Y preguntándole sobre la cabellera de san Mi­guel contestó: —Por ventura ¿se la habrán cortado? —Habéis visto algunas hadas? —Ja­más he visto alguna, pero he oído hablar de ellas; no obstante, nada creo sobre este asun­to. —Tenéis una mandragora? ¿Qué habéis hecho de ella? —No tengo mandragora algu­na ni sé qué cosa es; sí que he oído decir que era una cosa dañina y criminal. Algunas veces le interrogaban varios jueces a la vez. “Abuelos, decía ella, no os apresuréis, el uno después del otro, si os place.” Durante la instrucción vino a visitarla Ligni-Luxem-borg acompañado de Warwick y de Straffort; pero su vista no causó en ella emoción alguna. Estoy persuadida, decía la joven, de que es­tos ingleses me quieren dar la muerte, pues creen que después de ella ganarán el reino de Francia, pero en vano; entonces pues, aunque fuesen cien millones de ingleses, no la ocu­parían.

Un caballero inglés intentó violarla en su misma prisión, y la doncella fatigada por tan malos tratamientos cayó gravemente enferma. El duque de Bedfort, el cardenal de Winces-ter y el conde de Warwik encargaron a dos médicos que tuvieran gran cuidado en que la joven no muriera de muerte natural, pues que el rey de Inglaterra la había comprado dema­siado cara, para privarse del gusto de verla quemar; y que este era el motivo por el cual Cauchon daba prisa al proceso.
El 24 de mayo se la condujo a la plaza del cementerio de la abadía de Rúan, en la que se habían erigido dos catafalcos, el uno para el obispo de Beauvais, y el otro para los jue­ces; el cardenal de Winchester y el obispo de Norwick eran de los espectadores, Guillermo Erard declamó contra el rey de Francia y contra los franceses, y luego dirigiéndose a la doncella: “A ti Juana me dirijo, exclamó, y te digo que tu rey es hereje y cismático.” Des­pués de este infame sermón, calificado en el proceso de prédica caritativa, el obispo de Beauvais se levantó para pronunciar la sen­tencia. El ejecutor esperaba a la víctima al extremo de la plaza con una carreta para con­ducirla a la hoguera; pero todo este horrible aparato no estaba allí más que para arran­carla confesiones. Leyósele una fórmula por medio de la cual prometía no montar jamás a caballo, dejar crecer sus cabellos, y no llevar más armas en lo sucesivo; cuyo escrito era necesario firmar o morir y ella consintió en cuanto quisieron. Al momento se substituyó a aquella fórmula otra cédula en la que se reconocía por disoluta, hereje, sediciosa, in-vocadora de demonios y bruja, cuya superche­ría manifiesta sirvió de base al juicio que pro­nunció Cauchon. Ella fue condenada a pasar el resto de sus días en una prisión perpetua, con pan de dolor y agua de angustias, siguien­do el estilo de la Inquisición. Los jueces des­pués de la sentencia fueron perseguidos a pe­dradas por el pueblo, queriendo exterminar­los los ingleses, porque decían que sólo habían recibido el dinero del rey de Inglaterra para engañarle. “No os precipitéis, les dijo uno de ellos, pronto la volveremos a cojer.”
Juana había prometido de no llevar jamás vestidos de hombre y recobrar los de su sexo, por la noche los guardas de la prisión le qui­taron sus vestidos substituyéndolos con otros de hombre: al rayar el día, pidió ella que la aliviasen, esto es que quitasen la cadena que la tenía asida por medio del cuerpo, y luego al ver los vestidos de hombre suplicó que 1. volviesen los del día antes, lo que le fue ne­gado: entonces permaneció acostada hasta mediodía y como le precisase una necesidad na­tural se vio precisada a vestirse con el único traje que tenía a su disposición. Unos espías apostados entraron para hacer constar la desobediencia y acudieron a los jueces: Ya la tenemos, exclamó Pedro Cauchon e inconti­nente fue Juana condenada como penitente, he­reje, bruja, excomulgada y desechada del seno de la iglesia. Leyósele su sentencia de muer­te, la que oyó con suma constancia pidiendo se la permitiese confesar y comulgar lo que se le concedió, Messien cura de San Claudio de Rúan que tenía el encargo de conducirla ante sus jueces, la permitió orar ante la capilla, cuya condescendencia le atrajo las mayores quejas y recriminaciones por parte de Juan Benedicite, promotor. “Truan, le dijo, ¿quién te ha dado osadía para dejar acercar a esta ramera excomulgada, a la iglesia sin licen­cia? Haré que te metan en una torre donde por un mes no veas sol ni luna, si reincides.” Este sacerdote sumiso sólo dirigía la palabra a Juana, llamándola hereje, bruja, infame, prostituta.
Juana salió de su prisión, para el suplicio, el día 30 de mayo escoltada de ciento veinte hombres. Habíanla puesto un vestido de mujer llevaba en la cabeza una mitra, en la que ha­bía escritas estas palabras: Hereje, renitente, apóstata, idólatra. Dos dominicos la sostenían y ella iba exclamando por el camino: “¡Ah! Rúan, Rúan, en tu recinto debo dar el último suspiro”. Habíanse levantado dos catafalcos en la plaza del mercado viejo, el cardenal de Winchester, Luxemburgo, obispo de Turena, lanciller de Francia por el rey de Inglaterra; el obispo de Beauvais y los otros jueces espe­raban su víctima cargada de cadenas. Sus me­jillas estaban inundadas en llanto: hizósela subir al cadalso y entonces Nicolás Midy, faná­tico a lo sumo, afectando una falsa compasión, acabó su discurso fúnebre con estas palabras: Juana, id en paz; la iglesia no puede defende­ros y os abandona a la justicia seglar.
Al sentir se le acercaba la llama, ella mis­ma rogó a los ministros que se retirasen. La hoguera era muy elevada, para que todo el pueblo pudiera verla, y al momento que se creyó habría ya expirado, mandóse al verdugo quitar el fuego, para que se le pudiese ver mejor. Mientras que ella conservó un soplo de vida, entre los gemidos que la arrancaba el dolor, oyósele pronunciar el nombre de Jesús, hasta que un hondo y prolongado suspiro dio a conocer que acababa de expirar.
Entonces el cardenal de Winchester hizo recoger sus cenizas y mandó que fuesen echa­das al Sena. Su corazón fue respetado por las llamas el que encontraron sano y entero. De­lante la hoguera había una inscripción que calificaba a Juana de prostituta, invocadora de demonios, apóstata y mal creyente en la fe de Jesucristo.
Si la doncella de Orleans no fue divina­mente inspirada, dice Saint-Foix, al menos no se puede negar que fue una heroína y que su memoria debe inspirar agradecimiento y res­peto a todo buen francés. Había en una aldea de la Africa una joven jardinera muy hermo­sa y de aventajada estatura llamada Phia; Pi-sistrato echado por los atenienses imaginó ha­cerla pasar por minerva, patrona de Atenas; vistióla pues con todos los adornos y atribu­tos de esta diosa, con una égida, un lanza en la mano y un casco en la cabeza y montó en un carro magnífico, tirado por seis caballos blancos ricamente enjaezados. Pisistrato iba sentado a sus pies; doce hombres en traje de mensajeros de los dioses, iban delante del ca­rro gritando: Atenienses, Minerva os devuelve a Pisistrato, recibidle con la sumisión y res­peto que debéis a la diosa. El pueblo se pros­terna, adora y obedece. La idea de la misión de la doncella sostenida por su valor, la sabi­duría de sus consejos y la pureza de sus cos­tumbres, reanimó los ánimos abatidos por una serie no interrumpida de desgracias, y com­partió por un rey legítimo contra un usurpa­dor. Phia sirvió a la ambición y restableció la autoridad de un tirano; todo lo que ésta tuvo que hacer, fue representar bien un papel de Diosa por algunas horas, y Pisistrato la casó con su hijo Hiparco y reinó en Atenas. La doncella de Orleans fue quemada; si bien es verdad que veinte años después de su muerte se rehabilitó su memoria declarándola inocen­te del sortilegio; que dos de sus jueces fueron quemados vivos, que otros dos fueron exhuma­dos para expiar también en las llamas su ini­cuo juicio; pero el proceso de la doncella na dejará por esto de ser un oprobio para los in­gleses, y un borrón para los franceses de aque­lla época.
Los unos dicen haber sido Juana de Arc una inspirada; los otros, una loca, éstos, una en­tusiasta; y aquéllos una visionaria. Sea lo que quiera Juana de Are fue una heroína, la Fran­cia la debió su salvación, y la posteridad un lugar entre los grandes personajes.
ALQUIMIA

Luc Gauric, astrologo

Luc Gauric ( Lucas Gaurico)
Astrologo napolitano nacido el año 1476, que según Mézeray y el presidente de Thon, anunció positivamente que el rey Enrique II moriría en un desafío y de una herida en el ojo, como realmente suce­dió; ¿pero acaso no predijo después de visto?
Catalina de Médicis tenía en Lucas Gaurico la mayor confianza. Bentivoglio, señor de Boloña, le mandó dar cinco carreras de baquetas por haber tenido la osadía de predecirle que sería echado de sus estados, lo que no fue di­fícil prever, vista la disposición de los ánimos que detestaban. El dicho señor Gaurico murió el año 1558. Ha dejado una Descripción de la esfera celeste publicada entre sus obras, im­presas en Bale en el año 1575 en tres tomos en folio. Encuéntrase también un Elogio de la astrología. Atribuyese a su hermano Pomponio Gaurico ( Pomponius Gauric ) un libro en el que se trata de laFisonomía y Astrología natural (1), pero no parece que esta obra sea de Pomponio, sino más bien de Lucas.
El tratado astrológico (2) de Lucas Gau­rico es un libro muy curioso; para probar la verdad de la astrología da un horóscopo de todas las personas ilustres, de quienes ha po­dido descubrir la hora de su nacimiento, y demuestra que cuanto le sucedió estaba ya allí prefijado.
(1)     Pomponii Gaurici Neapolitani tractatus de symme-trüs lineamentis et phisiognomonia, ejusque speciebus, etc. Argentor, año 1630, con la Oniromancia de Juan ab Indagine
(2)      Lucoe Gaurici geophonensis episcopi civitatensis tractatus astrologieus in quo agitur de preteritis multorum hominam accidentibus per propias corum genituras ad un-quern examinatis. Venetiis, in 4.°, año 1552.
ALQUIMIA

ARNOLDO DE VILLANUEVA

ARNOLDO DE VILLANUEVA Médico átropologo, hereje, alquimista y brujo. Nació en Mompeller en el siglo trece y murió en un naufragio en 1314. Decía que las buenas obras y  servicios hechos a la humanidad son preferibles a todo lo que llaman obras pías, lo que le hizo condenar como a hereje, obligándole fugarse a Cicilia.

La química le debe muchos descubrimientos y a pesar de que verdaderamente sólo busacaba la piedra filosofal, y pensaba en hacer oro, encontró los tres ácidos: sulfúrico, muriático y nítrico; fue el primero que compuso el alcohol y la ratafia, dio a conocer la esencia de trementina, regularizó la destilación ,etc, etc. Sus vastos conocimientos en medicina iban mezclados con sueños astrológicos y predijo el fin del mundo para el año de 1505.

Acusósele también de magia: Francisco Peg-na dice que todos sus conocimientos en la al­quimia los debía a un demonio, y Mariana (1) le acusa de haber intentado formar un hombre con esperma mezclado con ciertas drogas y puesto en una calabaza. Pero el mismo Del-rio (2) justifica a Amoldo de Villanueva de estas absurdas acusaciones y observa muy bien que el papa Clemente V no le habría tomado por su médico si hubiese sido mágico.
La inquisición de Tarragona hizo quemar sus libros tres años después de su muerte, y lo que jamás se le perdonó fue el haber di­cho en un momento de exaltación, que todos los frailes serían condenados. Búscase de Ar-noldo de Villanueva un pequeño tratado de la explicación de los sueños, pero se le atri­buyen muchas obras de alquimia y magia en las que no tiene la menor parte: tales son el libro de las Ligaduras físicas, que es una tra­ducción de un libro árabe, y el de los Talis­manes de los doce signos del Zodíaco. Atri­buyesele también falsamente el libro de los tres impostores. Véase Postel.
ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

CRANOLOGIA

CRANOLOGIA Arte de juzgar a los hombres por las prominencias del cráneo. Se ha sostenido hasta ahora que el alma tiene su asiento en el cerebro y todas las observaciones confirman la exactitud de esta aserción. En toda la escala de la creación, la masa del cerebro y de los nervios aumenta en razón de la capacidad por una proeminencia más o menos elevada. La graduación tiene lugar hasta en el hombre; que entre todos los seres creados, es susceptible del más alto grado de nobleza, y al cual la naturaleza ha dado el más perfecto y proporcionalmente el más grande cerebro.
En el hombre, así como en los animales, se le hallan disposiciones innatas. La historia nos ofrece un gran número de hombres célebres, que desde sus más tiernos años han tenido una decidida inclinación para tal arte o tal ciencia. La mayor parte de los grandes pintores y poetas más dintinguidos, se han dedicado a las bellas artes, por esa inclinación que la naturaleza da a sus favorecidos, y se han adquirido una fama eterna, apesar de sus padres.
Verdad es que estas disposiciones pueden ser desarrolladas y perfeccionadas por la educación; pero esta no las da jamás, porque las primeras señales de estos singulares y distinguidos talentos empiezan a desarrollarse cuando los niños no son susceptibles de lo que propiamente se llama instrucción. Preciso es pues convenir aquí, que tan señalados talentos deben ser innatos. No otra cosa sucede en el reino animal: todas las especies de animales tienen inclinaciones que les son propias; y la crueldad del tigre, la industria del castor, la habilidad del elefante, son propias a cada individuo de estas especies, salvo algunas variaciones accidentales. Por lo mismo, que hay en los hombres y en los animales disposiciones innatas, existen otros tantos órganos reunidos y colocados unos cerca de otros en el cerebro que es el móvil de las funciones superiores de la vida animal; y estos órganos se señalan en la superficie del cerebro por medio de protuberancias.
Cuando más grandes son estas, mayores disposiciones deben esperarse. Estos órganos, señalados en la superficie del cerebro, producen también algunas prominencias en la superficie exterior del cráneo. Esta aserción se funda en que el cráneo, que encierra el cerebro está construído y formado desde su primera existencia en el seno maternal, hasta la edad más avanzada; y que por consiguiente las impresiones de la superficie interior deben igualmente manifestarse en la tapa exterior del cráneo.
Sin embargo, esta tesis no puede aplicarse sino a los cerebros sanos, pues generalmente las enfermedades pueden formar muchas excepciones.
El instinto de la propagación se manifiesta por dos eminencias colocadas detrás de la oreja, sobre el cuello. Este órgano es más marcado en los machos que en las hembras.
El amor de los hijos está en la más estrecha unión con el deseo de tenerlos; así es que el órgano que lo da, está situado cerca del que anuncia el instinto de la propagación. Muestráse por medio de dos eminencias sensibles, colocadas de la cabeza, sobre la nuca; donde termina el hoyo del cuello. Este órgano es más fuerte en las hembras que en los machos; y si se comparan los cráneos de 1 animales, se hallará mas marcado en el de mono que en el de cualquier otro.
El órgano de la amistad y de la fidelidad está colocado cerca del de los hijos, y se ma• nifiesta por los dos lados, por dos protuberancias redondas, dirigidas hacia la oreja. Háliase en los perros, sobre todo en el de aguas y en el zarcero.
El órgano del humor pendenciero se manifiesta en cada lado por una protuberancia medio globular, detrás y sobre la oreja. Se ve bien señalada en los quimeristas.
El órgano del asesinato es una prominencia situada en cada lado sobre el del humor pendenciero, adelantándose hacia la sien. Se ve muy bien en los animales carniceros y en los asesinos.
El órgano del artificio se manifiesta por medio de una protuberancia colocada sobre el conducto exterior del oído, entre las sienes y el órgano del asesinato. Se halla en los pica. ros, en los hipócritas, y además en los gene. rales sabios, en los ministros prudentes, y en los autores de novelas o de comedias, que conducen con destreza las intrigas de sus ficciones.
El órgano del robo es una protuberancia situada en lo alto de las sienes, de modo ¿me forma un triángulo con la extremidad del ojo y la base de la oreja, se halla muy marcado en los ladrones y en algunos animales; sobre todo en la cabeza de la urraca.
El órgano de las artes forma una curva de lado del hueso frontal, debajo del órgano del robo. Se manifiesta particularmente en el cráneo de Rafael.
El órgano de los tonos y de la música se expresa por medio de una prominencia, en cada ángulo de la frente, debajo del de las artes. Hállase en los cráneos del papagayo, del ave fría, del cuervo, y de todos los pájaros machos cantantes; y no en los de los hombres que carecen de este sentido, y oyen la música con repugnancia. Este órgano es de un tamaño muy sensible en los grandes músicos como Mozart, Gluck, Haydn, Viotti, Paer, etc.
El órgano de la educación se manifiesta por una protuberancia en el extremo de la frente, sobre la raíz de la naríz, entre las dos cejas. Los animales que tienen el cráneo recto desde el colodrillo hasta los ojos, tales como el tejón, son incapaces de toda educación; este órgano se desarrolla sensiblemente en la zorra, el lebrel, el perro de aguas, el elefante, y el orangután, cuyo cráneo se asemeja más a las cabezas humanas mal organizadas. El lugar supremo ocupa el cráneo del hombre bien y noblemente constituído.
El órgano del sentido de la razón se muestra exteriormente por medio de dos prominencias que se hallan en el extremo superior del origen de la naríz, junto al hueso interior de las cejas. Generalmente indica la capacidad de concebir las distancias, la inclinación para todas las ciencias y artes en las cuales es preciso observar, medir y establecer razones de espacio: por ejemplo la afición a la geografía. Todos los más distinguidos viajeros tienen este órgano muy señalado como lo prueban los bustos de Colón, Cook, y otros muchos. Háliase también en los animales errantes, y en todas las aves de paso más o menos distinto, según el término más o menos lejano de su emigración; pero sobre todo es muy sensible en el cráneo de la cigüeña. Por medio de la disposición de este órgano esta ave halla otra vez el paraje donde se había detenido el año anterior; y lo mismo que la golondrina, hace todos los años su nido en la misma chimenea.
El órgano del sentido de los colores forma de cada lado una protuberancia entre el arco de las cejas, inmediatamente al lado del sentido de la razón. Cuando está extremadamente marcado forma un arco particular. Por esto los pintores tienen siempre el rostro jovial, y más alegre que los demás hombres, porque sus cejas son más arqueadas. Este órgano produce la pasión por las flores y la inclinación de alegrar la vista por la diversidad de colores que estas ofrecen. Si está unido con el sentido de la razón, forma el pintor de paisajes. Al parecer este sentido falta a todos los animales, y su sensibilidad en razón a algunos colores, no proviene sino de la irritación de los ojos.
El órgano del sentido de los números está igualmente colocado sobre la cavidad de los ojos, al lado del de los colores, en el ángulo exterior del hueso de los ojos. Cuando existe hasta el último grado, se levanta hacia las sienes una hinchazón que hace parecer cuadrada la cabeza. Este órgano es extremadamente marcado en el busto de Newton, y generalmente es muy visible en los grandes matemáticos. De ordinario se halla también en las cabezas de los astrólogos unido al órgano del sentido de la razón.
El órgano de la memoria tiene su asiento sobre la parte superior y posterior de la cavidad de los ojos, a los cuales aprieta hacia abajo y hacia a fuera. Muchos autores célebres tienen los ojos salientes, por la disposición de este órgano.
El sentido de la meditación se manifiesta por una hinchazón del cráneo, cerca de una media pulgada debajo del extremo superior de la frente. Se ve bien señalado en el busto de Sócrates y de otros profundos sabios.
El órgano de la perspicacia se muestra por medio de una hinchazón oblonga en medio de la frente.
El órgano del talento se manifiesta por dos protuberancias semicirculares, colocadas debajo del órgano de la meditación, y separadas por el de la perspicacia. Hállese en Cervantes, Voltaire, Wieland, etc.
El órgano de la honradez es una elevación oblonga, que saliendo de la encorvadura de la frente se dirige hacia el vértice de la cabeza, sobre el órgano de la perspicacia. De ordinario se encuentra en el carnero, en el corzo, y en muchas razas de perros.
El órgano de la piedad verdadera o falsa se manifiesta por una hinchazón, sobre el de la honradez. Se ve muy marcado en las gentes superticiosas.
El órgano del orgullo y de la soberbia es una prominencia oval, en lo alto del colodrillo.
El órgano de la ambición y de la vanidad se manifiesta por medio de dos prominencias en el vértice de la cabeza, y separadas por el órgano de la soberbia.
El órgano de la prudencia son dos prominencias situadas al lado de las de la ambición sobre los ángulos posteriores del cráneo.
En fin, el órgano de la constancia y de la firmeza se manifiesta por una protuberancia detrás de la cabeza, debajo del órgano del orgullo.
Este seductor sistema del doctor Gall ha tenido numerosos partidarios; pero no menos enemigos. Algunos lo han comparado a los desvaríos de varios fisonomistas, aunque a la verdad merece algún tanto más de respeto, pues tiene un fundamento menos imaginario. Mil veces se ha visto al grande hombre parecerse al hombre ordinario por las facciones de la cara, y jamás el cráneo del genio se asemeja al del idiota. Tal vez el doctor Gall ha querido llevar demasiado lejos su doctrina; y puédese engañar dando reglas invariables sobre cosas que no siempre son constantes.
Un sabio ha sostenido contra el sentido del doctor Gall, que las inclinaciones innatas no existan en las prominencias del cráneo, pues que tan solo dependería entonces de las comadres el desfigurar a los niños, y hacerles desde su nacimiento muy necios o muy sabios; pero el doctor Gall encuentra esta objeción digna de risa, porque aun cuando se apretase el cráneo en un paraje donde se halla un órgano preciso, comprimido este se restablecería poco a poco el mismo; y además porque el cerebro resiste a toda presión exterior, por la elasticidad de las tiernas fibras, y después de largo tiempo que ha sido aplastado, hace una represión suficiente.
Sin embargo, Blumenbach escribe que los caribes oprimen el cráneo de sus hijos con una cierta máquina, y dan a la cabeza la forma propia de esta raza. Los naturalistas colo. can también las cualidades del ánimo, no en las prominencias sino en la configuración del cráneo; y algunos pretenden que un bofetón o una pequeña opresión en el cráneo de Corneille en el acto de su nacimiento, hubiera podido hacer de él un mentecato. Véase muchas personas que pierden la razón o la memoria por un golpe recibido en la cabeza: y la mayor parte de los hijos de los desgracia. dos no tienen un entendimiento tan limitado sino a causa de los golpes que reciben desde su más tierna infancia; pues que los que son educados con más dulzura, tienen por lo co- mún más talento natural.
Además, el doctor Federé habla en su Medicina legal, de ladrones y de locos, en cuyo cráneo no se han notado las protuberancias del robo, ni de la locura.

ALQUIMIA

Dr Fausto Johann, gran mago

FAUSTO Johann Famoso mágico alemán, nacido en Veimar a principios del siglo xvi. Un talento lleno de fuerza y audacia; una curiosidad invencible; un inmenso deseo de saber, tales eran las principales cualidades de que le había dotado la naturaleza. Apren. dió la Medicina, la Jurisprudencia, la Teolo. gía; profundizó la Astrología, y cuando hubo agotado los conocimientos naturales, se lanzó a la magia, por lo menos así lo refieren todas sus historias. Conrado Durio cree que los re. ligiosos le dieron al diablo para vengarse de haber inventado la imprenta, pues Fausto con ella les había arrebatado los productos que ganaban copiando manuscritos.
Sábese, que cuando aparecieron los primeros impresos, exclamaron: ¡Esto es magia! Sostúvose que eran obra del diablo, y persi guióse a Fausto para quemarle, y a no haber sido por la protección de Luis XI y de la Sor. bona, la imprenta hubiera sido destruida en su misma cuna. Sea lo que quiera, ved ahí los principales rasgos de la historia de Fausto.
Curioso por aliarse con serees de un mundo superior, descubrió finalmente, después de largas pesquisas, la terrible fórmula que evoca los demonios del fondo del infierno; abstúvose al principio de usarla, pero en su combativo corazón el deseo de ver al diablo empezaba a sofocar el resto de temor religioso, hasta que, paseándose un día por el campo con su amigo Wagner, reparó en un perro de aguas, negro, que formaba rápidos círculos corriendo a su alrededor, dejando una leve señal de fuego detrás de sí. Admirado, Fausto se detuvo; los círculos que formaba el perro iban haciéndose más pequeños, pronto se le acercó y acarició. Muy sorprendido el sabio regresó pensativo, y el perro de aguas le siguió a su casa.
Los descubrimientos de Fausto no habían aún tenido muy buenos resultados. Su anciano padre estaba enfermo y la miseria le rodeaba, así es que al encontrarse solo, le asaltaron de nuevo negras ideas, que desvaneció su nuevo compañero el perro, con extraños aullidos. Fausto le mira, se maravilla de verle ir tomando cuerpo, y pronto advierte que ha recibido un demonio; toma un libro mágico, colócase dentro un círculo, anuncia la fórmula de un conjuro y manda al espíritu que se dé a conocer. El perro se conmueve, un denso humo le rodea, y en su lugar ve Fausto aparecer un demonio vestido como un joven caballero a la última moda de la época. Este demonio era Mefistófeles, el segundo de los arcángeles caídos, y después de Satanás, el más temible jefe de las legiones infernales…
Varios historiadores refieren de diversas maneras esta grande época de la vida de Fausto. Widman dice, que estando decidido a evocar un demonio, Fausto se dirigió por la tarde al espeso bosque de Mangeall, cerca de Witemberg; allí trazó un círculo mágico, colocóse en el centro y pronunció la fórmula del conjuro con tanta rapidez y fuerza, que al momento se oyó en derredor suyo un horrible ruido. Toda la naturaleza parecía conmoverse; los árboles se doblaban hasta el suelo, fuertes truenos interrumpían los lejanos sonidos de una solemne música a la que se mezclaban gritos, gemidos y choque de espadas. Violentos rayos rasgaban a cada momento el negro velo que ocultaba el cielo, y al fin apareció una masa inflamada que delineándose poco a poco formó un espectro de fuego, el cual se acercó al círculo sin hablar, y se paseó al rededor con desiguales pasos durante un cuarto de hora. Finalmente el espíritu tomó el traje de un fraile franciscano y entró en relaciones con Fausto.
El doctor se turbó un instante, pero pronto, recobrando su valor, firmó con su sangre sobre un pergamino virgen, por medio de una pluma de hierro que le presentó el demonio, un pacto por el cual Mefistófeles se obligaba a servirle veinticuatro años, pasado cuyo tiempo Fausto pertenecería al infierno. Widman en su historia de Fausto refiere las condiciones de este pacto, cuya copia asegura haberse encontrado entre los papeles de este doctor después de su muerte. Estaba escrito sobre un pergamino en caracteres de un rojo oscuro y decía: I.° Que el espíritu vendría siempre que se lo mandase Fausto, apareciéndosele bajo una forma sensible, y estaba obligado a tomar la que él le mandase. 2.° El espíritu haría cuanto le mandase Fausto, y le llevaría al instante todo lo que quisiese tener de él. 3.° Que el espíritu sería exacto y sumiso como un criado. 4.° Que se presentaría a cualquier hora que se le llamase, ya de noche ya de día. 5.° Que en la casa no sería visto ni reconocido sino de él, y que permanecería invisible a cualquier otro. Por su parte Fausto se abandonaba al diablo sin reserva de ningún derecho para la redención, ni futuro recurso a la misericordia divina. El demonio le dio por arras de este tratado un cofre lleno de oro, y desde entonces Fausto fue el dueño del mundo que recorrió con brillo.
Cuando no viajaba al través de los aires, iba por todas partes con magníficos trenes acompañado de su demonio. En la aldea de Rosenthal vio un día a la hermosa Margarita, doncella ingenua, que Widman representa como superior en atractivos y gracias a todas las bellezas de la tierra. Enamoróse de ella, pero era tan virtuosa como bella, y Mefistófeles para quitarle esa pasión que temía, le proporcionó, según se dice, amorosas citas con Elena, Aspasia, Lucrecia, Cleopatra y todas las demás hermosas mujeres de la historia que reanimó para él. Añádese que Fausto, pudiendo hacer aparecer las más célebres bellezas de todos los siglos con todo el encanto de su hermosura, hizo ver a sus discípulos reunidos a la esposa de Menelao con sus grandes ojos negros, sus largos cabellos blondos y sus mejillas cuyo colorido, como dice Homero, se parecía a una cortina de púrpura reflejada sobre una mesa de mármol blanco, y todos sus discípulos confesaron que jamás habían visto belleza igual. Empero Fausto no podía separar de su corazón la bella imagen de Margarita, visitóla con frecuencia y logró hacerse amar; mas ella padecía al aspecto del demonio que acompañaba a Fausto, pues si bien no le reconoció por un habitante del infierno, sus ardientes miradas asustaban a la doncella.
Mefistófeles, viendo a Fausto llevado de un amor que nada podía disipar, resolvió perder a Margarita. Puso en su arquilla joyas y adornos, introdujo en su corazón un poco de coquetería, y alejó a Fausto para irritar el amor por medio de la ausencia, llevándolo a la corte, donde Carlos V, sabiendo sus talentos mágicos, le rogó que le hiciese ver a Alejandro Magno, y Fausto obligó inmediatamente a comparecer al famoso rey de Macedonia. Apareció éste bajo la figura de un hombre cachigordete, de color encendido, de espesa y roja barba, de ojos penetrantes y de continente fiero. Hizo al emperador una profunda salutación, y aún le dirigió algunas palabras en un lenguaje que Carlos V no entendía; y como a él le estaba prohibido dirigirle la palabra, todo lo más que pudo hacer fue observarle, como también a César y algunos otros que Fausto reanimó para él.
El encantador obró mil maravillas semejantes, y si hemos de dar crédito a los historiadores, usaba sin discreción de su poder sobrenatural. Dícese que un día estando a la mesa en un bodegón con doce o quince bebedores que habían oído hablar de sus prestigios y juegos de manos, le suplicaron que les hiciese ver alguna cosa, y Fausto para contentarlos agujereó la mesa con su cuchillo, haciendo manar de aquel agujero los vinos más delicados; pero como uno de los convid no fuese con bastante prisa a colocar su co en el chorro, el licor se inflamó al llegar suelo, y este prodigio atemorizó a algunos los presentes; sin embargo, el doctor supo vanecer su turbación, y aquellos hombres tenían ya la cabeza caliente, le pidieron nimamente que les hiciese ver una parra gada de uvas maduras, pensando que co estaban entonces en diciembre, no podría ob semejante milagro; con todo Fausto les an ció que al momento, sin levantarse de la m iban a ver la parra tal como la deseaban, con la condición de que todos cuantos est allí no se moverían del lugar y esperarían cortar la uva, que él se lo mandase, asegur doles que al que desobedeciese, le podría tar la vida: todos prometieron obedecerle fomente, el mágico les fascinó los ojos de suerte, que les pareció ver una hermosa p cargada de tantos gruesos racimos cu eran los convidados. Esta vista los arrebató tal modo que sacaron los cuchillos, y se pusieron a cortar las uvas a la primera de Fausto. Complacióse éste en tenerlos algún tiempo en esta postura, y luego hizo repente desaparecer la parra y las uvas, y uno de estos bebedores, pensando tener en mano el pezón del racimo para cortarle, contróse asido de la nariz de su vecino con mano, y con la otra el cuchillo levantado, modo que si hubiesen cortado las uvas sin perar las órdenes de Fausto, se habrían tado recíprocamente las narices.
Fiase dicho que Fausto tenía, como A la destreza de pagar a sus acreedores con neda de cuerno o de madera, que parecía buena cuando salía de su bolsa y a pocos recobraba su primitiva forma; pero el di le daba bastante dinero para que neces usar de estos fraudes que no eran de su rácter. Wecker dice que no le gustaba el y que muchas veces hacía callar con el de su magia a los que le incomodaban, y anade haber un día sido testigo de cómo tapó la boca a una docena de labradores ebrios, impidiéndoles el charlar como hacían.
Volvamos a los amores de Fausto. No había aún renunciado a su favorito proyecto de casarse con Margarita, pero el demonio le disuadía cuanto podía, que, como dice Widman, perteneciendo al infierno por su primer pacto, Fausto no tenía derecho de disponer de él ni formar una nueva alianza. Sin embargo, todo cuanto pudo hacer para obligar a Fausto fue lograr que acabase de seducir a Margarita introduciendo en su pecho todo el fuego del amor y preparar las ocasiones. La joven cedió por fin, y se puso en cinta sin llegar a ser esposa.
Sin embargo, Fausto la dejaba muchas veces para asistir a la reunión de brujos y continuar su carrera infernal. Margarita fue madre, y se desesperó; unos dicen que murió arrepentida en el fondo de un calabozo, y otros que se la tragó la tierra con el hijo que había tenido de Fausto. En cuanto a éste, al expirar el término del pacto, horrorizóse al ver la suerte que le estaba reservada. Quiso fugarse a una iglesia u otro lugar santo para implorar la misericordia divina, pero Mefistófeles se lo impidió y le condujo temblando a la más alta montaña de Sajonia, donde Fausto quiso encomendarse a Dios, pero el demonio dijo: “Desespera y muere; ahora eres ya nuestro”.
A estas palabras el espíritu de las tinieblas se apareció a Fausto bajo la forma de un gigante alto como el firmamento, sus ojos inflamados lanzaban rayos, su boca vomitaba fuego, sus pies de bronce conmovían la tierra, cogió su víctima con una carcajada que resonó como un trueno, destrozó su cuerpo y precipitó su alma a los infiernos. Conoced con esto, hermanos míos, que no todo son ganancias teniendo malas compañías.
Hemos ya dicho que el descubrimiento de la imprenta hizo perseguir a Fausto como a brujo; asegurábase que la tinta colorada de sus biblias era sangre, y como verdaderamente tiene un brillo particular, es posible que en aquellos tiempos de ignorancia, creyesen que aquel secreto se lo había revelado el diablo.
Sea lo que fuere, lo cierto es que a no haber mediado el apoyo de Luis XI, habría sido quemado él y sus prensas. Dícese todavía que había en Alemania almanaques dictados por Mefistófeles, los cuales rara vez fallían y tenían, por consiguiente, más éxito todavía que los de Mateo Laensberg, que algunas veces se engaña; empero no se encuentra ninguno de estos almanaques.
La vida de Fausto y de Cristóbal Wagner, su criado, brujo como él, ha sido escrita por Widman en Francfort en el año de 1587, en 8.°, traducida en muchos idiomas y vertida al francés por Víctor Palma Cayet, en París, año 1603, en 12.°, y al cual Adelung le ha consagrado un largo artículo en su historia de las locuras humanas. Todos los demonógrafos han hablado de él y Goethe ha iuesto sus aventuras en un drama extraño o crónica en diálogo, que es quizá la obra más singular del espíritu humano. Finalmente, M. M. Desaur y De San Genies han publicado a principios del año 1825 las Aventuras de Fausto, su bajada a los infiernos, novela en tres tomo l. en 12.°, en la que se encuentra todo lo maravilloso de las leyendas alemanas.

ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

Garnier Giles, Brujo

GARNIER (Giles) Brujo que tomaba a veces la forma de lobo, condenado bajo el reinado de Luis XIII por haber devorado a muchas criaturas. Quemósele vivo y sus cenizas fueron echadas a merced de los vientos.
Enrique Camús, doctor en derecho y consejero del rey, manifestó al tribunal: que Giles Garnier había ido a una viña, pocos días antes de la fiesta de Todos los Santos, y había arrebatado de allí a una muchacha de diez a doce años, a la cual mató y destrozó con sus dientes y garras, cerca del bosque de la sierra, y que no contento con comer él solo la carne de la muchacha, había llevado un pedazo a su mujer; que a pocos días había cogido otra joven con intención también de comérsela, y que la tenía ya entre sus garras de lobo para ahogarla y despedezarla cuando acudiendo algunos vecinos la pudieron sacar del apuro, aunque ya muy maltratada; que quince días después de Todos Santos, estando aún transformado en lobo, había devorado a un muchacho, a una legua de Dole, entre Gredisan y Monjié, y que había guardado una pierna de este muchacho para desayunarse. Finalmente que, habiendo dejado la forma de lobo y convertido en hombre, había robado un niño de edad de 13 a 14 años y lo había llevado a un bosque con ánimo de comérselo, y que no obstante de ser día de viernes, habría comido la carne del niño si no se lo hubiesen impedido.

ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

Gantiere, bruja

GANTIERE Bruja contra quien en el año de 1582 el parlamento de París confirmó la sentencia de muerte que había pronunciado el bayle de La Ferté.
Una doncella que estaba allí declaraba en el exorcismo que la Gantiere le había encajado el diablo en el cuerpo.

El juez mandó llevar esta bruja a su presencia quien confesó que la  Lafarde la había transportado al sábado, que el diablo la había marcado; que este iba vestido con un traje amarillo que le cubría todo el cuerpo, excepto las partes vergonzosas que por cierto eran muy negras; que el diablo le había dado ocho sueldos para pagar su talla, pero que al regresar a su casa no los encontró en el pañuelo.