DEMONOLOGIA

Ipes o Ayperos

Demonio, principe y conde del infierno.

Aparece bajo la forma de un angel y algunas veces con la forma de un Leon, con cabeza y patas de ganso y una cola de liebre. Conoce el pasado y el porvenir, da talento y audacias a los hombres.

Manda 36 legiones.

DEMONOLOGIA

sucubo o succubus

Demonios que toman forma de mujer y buscan a los hombres, su encargada en la corte infernal de la orden de la mosca, y Princesa es Lilith.

A finales del siglo VXII, encontramos la creencia de que el diablo pueda transformarse en una hermosa doncella (succubus) y copular con un hombre y quedarse con el esperma.

DEMONOLOGIA

SUCUBOS

El demonio del viernes, y está representada en forma de mujer desnuda de pecho para arriba, cuyo cuerpo termina con una cola de serpiente. En la magia medieval, a veces también es llamada Astaribo.. Luego convertirse en hombre (sucubus) y preñar a una mujer. El tiempo que transcurre necesariamente entre estas dos operaciones explica por qué el esperma del diablo es helado, como leemos en los más importantes tratados de demonología de la época, y como se desprendía acordemente de los testimonios de las brujas.
En el campo médico psicológico se define “sucubos” como un sueño de contenido angustioso, que presenta tres características principales, así como otras secundarias, no siempre presentes. En primer lugar, se manifiesta mediante una sensación de terror mortal; en segundo lugar, el durmiente sufre una fuerte sensación de opresión y asfixia en el pecho; finalmente, tiene la sensación de estar completamente paralizado, sin ninguna capacidad de moverse. Se pueden producir además poluciones involuntarias, palpitaciones, sudoraciones frías, y así sucesivamente. Puesto que a menudo esta experiencia angustiosa se relaciona en el sueño con algún ser monstruoso que sale del pecho del durmiente amenazando con matarlo, la causa del sucubos se ha atribuido desde la antigüedad a la acción de seres demoníacos reales.
Estos seres han tomado aspectos varios y formas más o menos definidas en las distintas culturas, con nombres diferentes: el Efialtes griego, el incubus latino, los alemanes ALP y MARA, el azteca CHIUTETEO, el australiano Mrart, el sudamericano Anhanga y así sucesivamente. Por otra parte, del hecho de que a menudo el íncubo se manifiesta también en relación con fenómenos sexuales, ha surgido la particular creencia de que los sueños sexuales corresponden a experiencias reales provocadas por espíritus de categoría semidemoníaca. Paracelso afirmaba que era el flujo menstrual el que producía los fantasmas lujuriosos y consideraba los conventos de monjas verdaderos viveros de sucubos. El padre Pietro Sinistrari, por su parte, consideraba que los íncubos no eran causados por verdaderos demonios, sino por seres intermedios entre el hombre y el ángel.

DEMONOLOGIA

Leviatan

Gran admirante de los infiernos, gobernador de las regiones marítimas de Belzebuth o Bezebu,.

Wierio, lo llama el gran embustero, no siguiendo este las sagradas escrituras. Hase , se intereso por su poder de poseer  en todos los tiempos, a las mujeres principalmente y a los hombres que corren el mundo.  Les enseña a mentir e imponer a las gente

Es tenaz , firme en su puesto y difícil de exorcizar. Llamese también Leviathan a un pez fabuloso, que los rabinos dicen estar destinado para la comida del mesías. Este pez es monstruoso, se traga entero de una sola vez a otro pez, que  sinembago de ser menor que este no deja de tener tres leguas de largo. Todas las aguas lleva encima Leviathan.

Dios al principio crió dos, uno macho y otro hembra, pero temiendo a que se trastornasen a la tierra que llenasen el universo de sus semejantes, Dios mato a la hembra y la puso en salmorra para el convite del mesías.

 

MONSTRUOSIDADES

Licantropo, hombre lobo parte II

La transformación; recubrirse de la apariencia de un animal significa adoptar sus características y participar de su naturaleza (pensemos en los BERSERKR, en Heracles, en los AmoTos). La transformación espontánea, en realidad, es siempre una transformación inducida, o sea causada por una fuerza agente exterior a la víctima y desconocida por éste, pero en este caso ya no se trata de una voluntad humana que actúa, sino de un influjo natural, generalmente identificable con la Luna. En realidad este papel de la Luna en la licantropía se basa en un doble equívoco: en primer lugar, en una confusión entre la palabra griega que significa “lobo” y la que significa “luz”, que ha hecho conjeturar que durante el periodo nocturno de máxima luz, el plenilunio, pueden producirse estas metamorfosis (mientras que en realidad más bien habría que pensar que se producen durante la luna nueva, puesto que los animales de presa, como el lobo, más bien están relacionados con la oscuridad que con la luz); en segundo lugar, en una identificación entre una enfermedad mental, ya reconocida como tal por Galeno en el siglo II d.C,que se manifiesta con el vagar de noche, bajo la luna, gritando y lamentándose, y la verdadera y propia transformación en animales.En las distintas lenguas, el fenómeno de la licantropía ha tomado denominaciones multiformes, entre cuyas etimologías se pueden descubrir detalles interesantes para ahondar más en el tema. El inglés werewolf deriva de wer, hombre(véase el latino vir y el sánscrito viras), y de wolfque, antes de significar lobo, significaba “ladrón”. Por lo demás, también en el Rigveda “ladrón” es un epíteto referido al lobo; y por lo demás, antaño, cuando se ahorcaba un ladrón, juntoa él se ahorcaba también un lobo. Esta convergencia de significados entronca con el hecho de que el lobo siempre ha sido el símbolo de los fugitivos, de los desterrados y de los exiliados; según las leyes de Eduardo el Confesor, los proscritos tenían que llevar una máscara de lobo. El francés loup garou no es sino una tautología: deriva, en efecto, de loup garwolf [werwolf] y significa por consiguiente”lobo hombre-lobo”. Hace poco, sin embargo,se ha propuesto la hipótesis de que garou nosea una deformación de werewolf, sino que derive, en cambio, del céltico garo, cruel; en este caso el loup garou es un lobo malo; hay que observar, sin embargo, que en esta segunda hipótesis se pierde cualquier referencia a la participación humana en la estructura del monstruo, participación que es fundamental en el mito. El término hombre lobo desciende del medio latino lupus hominarius; en latín clásico, en cambio, el licántropo se llamaba versipellis, el que cambia la piel. El ruso volkodlak deriva de volk, lobo, y dlak, pelo, con referencia a una de las características clave de los licántropos, su vellosidad, que se evidenciaba, también en su aspecto humano, por las gruesas cejas, o por los pelos en la palma de la mano; por lo demás, en el Medievo todavía se creía que el licántropo, bajo la piel humana, tenía pelo de lobo. Entre los vascos encontramos el nombre gizonochoa, que es una traducción literal de hombre lobo. En el folclore letón, el nombre se convierte en vilkacis y en el lituano vilkatas. Los escandinavos lo llaman vargulfr o varulf; los portugueses lobarras o lobis homem; el griego BURCULACAS O brucolacas corresponde al eslavo volkodlak o al serbio vulkodlak, porque la beta inicial griega se pronunciaba como la “y”. En este nuevo paso del eslavo al griego se produce también un desplazamiento de significado: el que para los eslavos era todavía un licántropo, en Grecia se convierte en un vampiro. Por último, en Rumania tenemos los pryccolitchs, que para transformarse voluntariamente en lobos no deben hacer otra cosa que girar tres veces sobre sí mismos.
Muchos pueblos se precian de descender de los lobos y conservaban huella de ello en el nombre mismo: recordemos a los dacios (del frigio daos, lobo); los hircanos del Mar Caspio (del iránico vehrka, lobo); los orkas frigios (de la misma raíz); los licaones de la Arcadia, los lucanos de la Italia meridional, los licios, los lucenses españoles (todos ellos del griego lykos); los irpinos itálicos (del samnita hirpus, lobo). Tanta convergencia de significados en los pueblos antiguos tiene que ver con lo que hemos dicho respecto al significado simbólico del lobo como proscrito o fugitivo. Estos pueblos derivaban evidentemente de emigraciones forzadas de otros territorios próximos: muchos pueblos antiguos se precian de orígenes semejantes. Los proscritos, para sobrevivir, se organizaban como bandas de guerreros o como hermandades militares. Sabemos que estas sociedades guerreras requerían una forma de iniciación que a menudo consistía en la metamorfosis ritual del iniciado en animal. Ésta llevaba a un acceso de verdadero furor agresivo y de crueldad animal, que hacía invencible al guerrero: típico es el caso de los Berserkr, y no hay que olvidar que en Africa semejantes tipos de iniciación llevan a la constitución de sociedades secretas basadas en el uso de máscaras animales y en la agresividad salvaje. Revestirse con pieles de animal servía para que el iniciado participase realmente de la naturaleza de la fiera, hasta el punto de creerse transformado. Los pueblos con nombre de lobo, por tanto, eran antiguas hermandades de guerreros licántropos, inicialmente expulsados de otros territorios. Sabemos luego que también los pueblos cazadores dicen a menudo que descienden de animales de presa, porque existe una estrecha conexión entre el cazador y el animal feroz, también cazador. De modo que detrás de la caza, de la guerra, de la invasión de un territorio por parte de inmigrados y del comportamiento de los fugitivos, se percibe una estructura mítica idéntica en la que a la disgregación de un mundo anterior se opone una reconstitución, mediante la fuerza, de un nuevo orden. El licántropo, por tanto, es un desarraigado, un rechazado, un excluido, pero no un vencido. Mediante una fuerza interior invencible que, como a las fieras, lo convierte en parte integrante de la naturaleza, encuentra su legitimación siempre que haya sabido salir de las trampas del aislamiento.

 

DEMONOLOGIA

Lilith, ama y soberana de los infiernos, princesa encargada de los succubos

Lilith (demonología) Es el nombre de una mujer creada antes que Eva y al mismo tiempo que Adán; a diferencia de Eva, esta no surge de una costilla, sino de la propia tierra. Debido a la aparición de Eva, disputa con Adán y, encolerizada, pronuncia el nombre secreto de Dios, huyendo a continuación para iniciar una carrera demoníaca. Los hebreos la hacen corresponder con la lamía griega, y por ello en la cábala aparece como uno de los archidiablos, el de la impureza.

Lilith
(Hebraísmo). Es indudable que esta figura debe sus orígenes a una tríada de demonios mesopotámicos: Lilu, Lilitu y ARDAT LILI. Los dos primeros son una pareja macho-hembra; la tercera, en cambio, era un demonio femenino a menudo implicado en relaciones con los seres humanos, a los que también causaba enfermedades. Lilith es citada en Isaías XXXIV, 14; la literatura rabínica la describe con alas y pelos fluctuantes. Es la reina de toda una clase de demonios, llamados lilin, particularmente peligrosos para los niños. Según una tradición rabínica, Lilith fue la primera mujer de Adán; de ella tuvo por hijos tres clases de demonios: SHEDIM, Lilin y Rouchin. En cambio, según otras tradiciones rabínicas (pero hay que tener presente que la primera mención escrita de Lilith en esta literatura apenas se remonta al siglo X), Lilith era la esposa de SHAMMAEL. El nombre deriva ciertamente del babilonio Lilitu, que a su vez deriva de /u-/u o /u/ti, lascivia. Según los rabinos, en cambio, habría que remontarlo al hebraico lailah, noche. Otras etimologías propuestas son de lalou, sensualidad, o de lalu, abundar. En la Cábala, Lilith se convierte en el demonio del viernes, y está representada en forma de mujer desnuda de pecho para arriba, cuyo cuerpo termina con una cola de serpiente. En la magia medieval, a veces también es llamada Astaribo.

MONSTRUOSIDADES

De Monstruos y Prodigios de Ambroise Pare (parte 1)

EJEMPLO DE LA EXCESIVA CANTIDAD DE SEMEN

HIPÓCRATES dice, sobre la generación de los monstruos, que si hay excesiva abundancia de materia, se producirán gran número de camadas o un hijo monstruoso que tendrá partes superfluas o inútiles, como dos cabezas, cuatro brazos, cuatro piernas, seis dedos en manos y pies u otros miembros; al contrario, si el semen es insuficiente en cantidad, fallará algún miembro, como en el caso de tener una sola mano, ausencia de brazos, pies o cabeza, u otra parte que falte. San Agustín dice que en su época nació en Oriente un niño que tenía el vientre arriba, todas las partes superiores dobles y las inferiores sencillas, pues tenía dos cabezas y cuatro ojos, dos pechos y cuatro manos, y el resto como otro hombre; vivió bastante tiempo.
Caelius Rhodiginus ha escrito, en el libro de sus Lecciones Antiguas, que vio en Italia dos monstruos, uno macho y otro hembra, de cuerpos bien hechos y proporcionados, salvo la duplicación de la cabeza; el varón murió pocos días después de nacer, y la hembra, cuyo retrato ves aquí, vivió veinticinco años, lo que no es natural en los monstruos, que ordinariamente apenas viven, ya que se disgustan y vuelven melancólicos al verse así convertidos en oprobio de todo el mundo, de modo que su vida es breve. Y hay que señalar aquí que Lycosthenes escribe algo extraordinario a propósito de este monstruo femenino, pues, salvo la duplicación de la cabeza, la Naturaleza nada había omitido en él: estas dos cabezas, dice, tenían el mismo deseo de beber, de comer y de dormir, y la voz semejante, como iguales eran todos sus sentimientos.
Esta joven iba de puerta en puerta a pedir limosna, y de buen grado la socorrían, por la novedad de un espectáculo tan extraño e insólito; sin embargo, fue expulsada a la larga del ducado de Baviera, ya que, decían, podía estropear el fruto de las mujeres encintas, debido a la aprensión y a las ideas que podrían anidar en su virtud imaginativa al contemplar criatura tan monstruosa.
En el año de gracia de 1475, fueron engendradas igualmente en Italia, en la ciudad de Verona, dos niñas unidas por los riñones, desde los hombros hasta las nalgas 3; y como sus padres eran pobres, las llevaban por diferentes ciudades de Italia para recoger dinero del pueblo, que estaba muy ansioso por ver este nuevo espectáculo de la Naturaleza.
En el año de 1530, se vio a un hombre, en esta ciudad de París, de cuyo vientre salía otro bien formado en todos sus miembros a excepción de la cabeza 4; aquel hombre tenía unos cuarenta años de edad aproximadamente, y llevaba así ese cuerpo entre sus brazos, resultando tan extraordinario, que las gentes se congregaban en multitud para verlo, y aquí tienes su imagen representada del natural.

En el Piamonte, en la ciudad de Chieri, que dista unas cinco leguas de Turín, una respetable dama dio a luz un monstruo el 17 de enero a las ocho de la noche, en este año de 1578. Siendo su rostro bien proporcionado en todas sus partes, se le ha considerado monstruoso por el resto de la cabeza, de la que salían cinco cuernos parecidos a los de un carnero, colocados unos contra otros en la parte alta de la frente, y por detrás un largo fragmento de carne que colgaba a lo largo de la espalda, a la manera de un caperuzón para señoritas. Tenía en torno al cuello una pieza de carne doble colocada a la manera de un cuello de camisa completamente liso, las puntas de los dedos semejantes a las garras de un ave de rapiña, y las rodillas en las corvas. Su pie y pierna derechos eran de un color rojo vivísimo. El resto del cuerpo era de un color gris ahumado. Dicen que, al nacer este monstruo, lanzó un grito penetrante, que espantó de tal modo a la comadrona y a todos los presentes, que el miedo que experimentaron les hizo abandonar la casa. Al ser comunicada la noticia a su alteza el príncipe de Piamonte, tuvo tal deseo de verlo que mandó en su busca, y en su presencia varias personas formularon juicios diversos al respecto; aquí tienes representado su aspecto, tomado del natural.

 

En el año 1546, en París, una mujer encinta de seis meses dio a luz un niño con dos cabezas, dos brazos y cuatro piernas, que abrí, y en el que sólo encontré un corazón, por lo que puede decirse que se trata de un único niño; está en mi casa, y lo conservo como algo monstruoso.
Aristóteles dice que un monstruo con dos cuerpos unidos, si resulta tener dos corazones, puede en verdad considerarse como dos hombres o mujeres; de otro modo, si resulta no tener más que un corazón con dos cuerpos, es solamente uno. La causa de este monstruo podía ser defecto de cantidad de materia, o vicio de la matriz excesivamente pequeña, ya que, al querer la Naturaleza crear dos niños y hallarla demasiado estrecha, se encuentra impotente, de manera que el semen, comprimido y apretado, viene a coagularse en una bola, de la que se formarán dos niños así unidos y pegados.
En el año 1569, una mujer de Tours dio a luz dos niños gemelos que tenían sólo una cabeza, y se abrazaban entre sí; me los dio vacíos y disecados maese René Ciret, maestro barbero y cirujano, cuya fama está lo bastante extendida en toda la región de Turena como para requerir otra alabanza por mi parte.

Aristóteles dice que un monstruo con dos cuerpos unidos, si resulta tener dos corazones, puede en verdad considerarse como dos hombres o mujeres; de otro modo, si resulta no tener más que un corazón con dos cuerpos, es solamente uno. La causa de este monstruo podía ser defecto de cantidad de materia, o vicio de la matriz excesivamente pequeña, ya que, al querer la Naturaleza crear dos niños y hallarla demasiado estrecha, se encuentra impotente, de manera que el semen, comprimido y apretado, viene a coagularse en una bola, de la que se formarán dos niños así unidos y pegados.
En el año 1569, una mujer de Tours dio a luz dos niños gemelos que tenían sólo una cabeza, y se abrazaban entre sí; me los dio vacíos y disecados maese René Ciret, maestro barbero y cirujano, cuya fama está lo bastante extendida en toda la región de Turena como para requerir otra alabanza por mi parte.

Sebastián Munster escribe que vio dos chicas en septiembre de 1495, cerca de Worms, en la aldea llamada Bristant [¿Bürstadt?], que tenían los cuerpos enteros y bien formados, pero cuyas frentes se mantenían unidas sin que pudieran separarse por intervención humana: casi se tocaban con la nariz. Vivieron hasta los diez años, y entonces murió una, que fue quitada y separada de la otra, y la que quedó con vida falleció al poco tiempo; cuando separaron a su hermana muerta de ella, de resultas de la herida que sufrió en la separación; y más arriba tienes representado su aspecto.

 

El 20 de julio del año 1570, en la calle de los Gravelliers de París, en la casa de la Cloche, nacieron estos dos niños así formados , identificados por los cirujanos como varón y hembra, y que fueron bautizados en Saint-Nicolas-desChamps con los nombres de Luis y Luisa. Su padre se llamaba Pierre Germain, apodado Petit-Dieu, peón de albañil de oficio, y su madre Matthée Pernelle.
El lunes 10 de julio de 1572, en la ciudad de Ponts-de-Cé, cerca de Angers, nacieron dos niñas que vivieron media hora y recibieron el bautismo; estaban bien formadas, salvo que la mano izquierda de una sólo tenía cuatro dedos; y estaban unidas por su parte anterior, es decir, desde el mentón hasta el ombligo, y no tenían sino un único ombligo y un solo corazón, y el hígado dividido en cuatro lóbulos .
Caelius Rhodiginus, en el tercer capítulo, libro 24, de sus Lecciones Antiguas, escribe que nació un monstruo en Ferrara, en Italia, el 19 de marzo del año de gracia de 1540; al ver la luz, era tan grande y bien formado como si hubiera tenido cuatro meses cumplidos, con sexo femenino y masculino y dos cabezas, una de varón y otra de hembra.

Jovianus Pontanus escribe que en 1529, el 9 de enero, se vio en Alemania un niño varón con cuatro brazos y cuatro piernas, cuyo retrato ves aquí.
El mismo año en que el gran rey Francisco firmó la paz con los suizos, nació en Alemania un monstruo con una cabeza en mitad del vientre; éste vivió hasta la edad adulta, y la cabeza tomaba alimento como la otra.

El último día de febrero de 1572, en la parroquia de Viabon, en el camino de París a Chartres, lugar de las pequeñas Bordas, una mujer llamada Cypriane Girande, esposa de Jacques Marchant, labrador, dio a luz este monstruo, que vivió hasta el domingo siguiente.

  

En el año 1572, al día siguiente de Pascua, en Metz de Lorena y en la posada del Santo Espíritu, una puerca parió un cerdo de ocho patas, cuatro orejas, con la cabeza de un perro auténtico, las partes traseras de los cuerpos separadas hasta el estómago, y a partir de ahí unidas, con dos lenguas situadas al través de la boca, y cuatro grandes colmillos a cada lado, tanto arriba como abajo; sus sexos se distinguían mal, de forma que no se podía saber si eran machos o hembras, y cada uno no tenía más que un conducto bajo la cola. Su aspecto te lo muestra este retrato, que me ha sido enviado hace poco por el señor Bourgeois, doctor en Medicina, hombre de gran saber y con buena experiencia, que reside en la mencionada ciudad de Metz

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

MONSTRUOSIDADES, TORTURA

Del Museo de los suplicios, tortura por marcas y mutilaciones.

Marcas y mutilaciones

En el Antiguo Régimen, la marca, que en su origen señalaba la frente de los esclavos y la pal­ma de la mano de los soldados, se reservaba a los ladrones y los reincidentes. Se mantuvo en las Colonias, donde el artículo 38 del Código Negro de Colbert (1685) preveía su aplicación a los sir­vientes de color:

«Al esclavo fugitivo cuya huida se prolongue durante un mes, a contar desde el día en que su amo lo haya denunciado, se le cortarán las orejas y se le marcará con una flor de lis en un hombro; si reincide y se fuga durante otro mes, contado también a partir del día de la denuncia, se le cor­tará la pantorrilla y se le marcará una flor de lis en el otro hombro; la tercera vez se le castigará con la muerte».Deshonra indeleble, la marca actuaba a modo de auténtico registro de antecedentes pe­nales (Marguerite Rateau), en una época en que este sistema aún no se había inventado. Con un hierro candente sacado de las brasas, el verdugo aplicaba en el hombro derecho (o en los dos hombros, en caso de reincidencia) una flor de lis, una cola de armiño o las letras V, D o GAL, que eran las iniciales de las palabras ladrón (en fran­cés, voleur), desertor y galeote. La marca en for­ma de V era la más frecuente, pues era la que se aplicaba a los ladrones principiantes. «Aquellos o aquellas que, no habiendo sido nunca captura­dos por la Justicia —declara la Ordenanza de 4 de marzo de 1724—, sean por primera vez acusa­dos de robos que no sean domésticos o no hayan sido cometidos en iglesias, serán condenados, como mínimo, a la pena del látigo y a la imposición de una marca en forma de letra V, sin perjuicio de la aplicación de penas mayores si así se considerara oportuno.» Los bandidos ocultaban esta infamia dejándose crecer los cabellos y una barba hirsuta. Tampoco los autores de delitos menores escapaban a la temible quemadura. En Diñan, en 1780, un tal Pierre-Jacques Pinson, criado de granja de trece años, fue fustigado durante tres días y a continuación marcado, por haber robado unas monedas (Archivos de las Costas de Bretaña del Norte, 1.116). La crueldad de tal castigo infligido a un niño, ¿nos da pie para abordar el tema de las mutilaciones? Solapado con frecuencia, aunque siempre morboso, este suplicio, que va de la tonsura a la castración, se da en todos los ambientes y todas las época Segun el modo en que se efectúe, el corte de pelo ridiculiza o castiga. El annamita a quien se le corta el pelo, o la mujer que es castigada con esta pena por haber practicado la prostitución con el enemigo, se sienten humillados, pero sufren mucho menos que el individuo al que se le arranca. La tonsura, aplicada en Israel y en Grecia, en Persia iba acompañada de la aplicación de brasas de carbón sobre la piel; y lo mismo hacían los pieles rojas arrancadores de cabelleras de América del Norte. Otra práctica freSegún el modo cuente era la del arrancamiento del vello púbico, y, por extensión, de las cejas y las uñas. Bajo éstas se colocaban a veces mechas azufradas o astillas. En otros lugares, se castigaba a los criminales cortándoles la nariz, las orejas o los miembros. Diodoro de Sicilia (1,60) nos relata que Actisa-nés, rey de Etiopía, ordenó cortar la nariz a los bandidos del país y los envió a fundar la ciudad de Rinocolure, que tal vez fue el primero de todos los campos de concentración. En Bizancio, el corte de la nariz era común, y el emperador Justiniano II lo sufrió en propia carne. El des-orejamiento también era una práctica corriente en las picotas, en las que clavaban la oreja del condenado o la desprendían. En 1480, en Lam-balle, a un tal Jacques Medal le cortaron la oreja por hurto (Archivos de las Costas de Bretaña del Norte, 83). Durante las guerras de religión, la oreja del enemigo se consideraba como un emblema o un hermoso fetiche. Se confeccionaban collares con ellas, al igual que los primitivos hacían con los dientes y los maxilares inferiores, y el caballero de Béthume se hizo célebre por llevar colgada del cuello una cadena de orejas de sacerdotes católicos.

El corte de la mano derecha, práctica que subsiste en varios países árabes y en Camerún, era frecuente en la antigüedad. Así se castigaba no sólo a los ladrones y los adúlteros sino también a los vencidos. Sistemática en Egipto, Babilonia y Etiopía, esta mutilación también se practicaba en el imperio de Darío. Los prisioneros griegos que se presentaron a Alejandro durante su marcha sobre Persépolis atestiguaron haber sufrido este castigo. El rey, escribe Diodoro (XVII, 69), «vio cómo iban a su encuentro alrededor de ochocientos griegos en actitud suplicante: habían sido reducidos a la esclavitud por los predecesores de Darío. Todos aquellos desgraciados, la mayoría de ellos de edad avanzada, estaban mutilados: unos tenían las manos cortadas; otros, los pies; otros, las orejas y la nariz; y a los que sabían algún oficio o industria, no les habían dejado sino los miembros necesarios para ejercer sus conocimientos. La visión de todos aquellos infortunados, respetables por su edad y por sus sufrimientos, suscitó la simpatía de Alejandro, que no pudo contener las lágrimas…». Además de las manos, se mutilan también los pies: las consecuencias son menos graves y el efecto, más sobre-cogedor. En épocas no muy lejanas, las cojeras provocadas abundaban en África y el Oriente islámico. En la Biblia, el rey Adoni Bezeq se complace en obligar a setenta semejantes a arrastrarse bajo su mesa y coger con sus muñones las sobras del festín (Jueces, 1,7).

Los textos relativos a la salvaguarda del orden público en el Antiguo Régimen eran sólo algo menos severos que los citados anteriormente. La pena de muerte se aplicaba en raras ocasiones, pero las mutilaciones corporales eran frecuentes. Hasta finales del siglo XV, llevar armas, alborotar por la noche y raptar muchachas eran causa, al menos, de flagelación y corte de orejas. La Ordenanza de 12 de marzo de 1478 dice:

«Que nadie sea tan osado y audaz como para reunirse con fines disolutos, o para llevar armas de noche, o para realizar cualquier clase de excesos… so pena de ser colgado y estrangulado quien obrare de modo contrario después de la presente publicación, o como mínimo ser apaleado y acabar con las orejas cortadas.

»Que nadie irrumpa en una casa, ni tome o se lleve a una mujer contra su voluntad, pues será castigado con la misma pena.»

Parece que la embriaguez era más tolerada. A los borrachos les estaba permitido reincidir hasta cuatro veces antes de cortarles la oreja. Las malas acciones, cometidas bajo la influencia de las bebidas alcohólicas podían ser perdonadas a cambio de un pago por daños y perjuicios.

«Para evitar ociosidades, blasfemias, homicidios y otros inconvenientes y perjuicios provocados por la embriaguez, se ordena que a todo aquel que sea hallado borracho por primera vez, se le declare incontinente y sea castigado a permanecer a pan y agua; la segunda vez, aparte de lo anterior será azotado en prisión con varas o con el látigo; la tercera vez será fustigado públicamente; y si es incorregible, será castigado con el corte de una oreja y con la infamación y el destierro de su persona…» (Edicto de 30 de agosto de 1536 sobre la acción de la justicia en el ducado de Bretaña, cap. III.) . Por último, existen dos mutilaciones atroces que quitan todo deseo de vivir: el cegamiento y la castración. En pro del género humano, desearíamos que no hubieran sido practicadas con tanta frecuencia. Sin embargo, las encontramos también por doquiera.Nabucodonosor ordenó que sacaran los ojos a Sedecías, y Sansón, tras ser cegado, hizo girar la muela por cuenta de los filisteos (Jueces, XVI, 21). Los merovingios y los soberanos de Bizancio y Bulgaria arrojaron a sus enemigos a cisternas después de cegarlos. En abril de 1477, Luis XI, por pura bondad, caridad y misericordia, ordenó golpear los ojos del traidor Jean Bon hasta reventarlos. Como la operación no fue un éxito completo al primer intento, el preboste de la Casa real envió a dos arqueros para que remataran el trabajo.

Estos delicados métodos no desaparecieron en la larga noche medieval, y así, resurgieron con ocasión de las guerras balcánicas y de la segunda guerra mundial. En Kaputt. Malaparte relata que, en el curso de una visita a Ante Pavelic, vio sobre el escritorio del dictador un objeto que le intrigó enormemente. «Pavelic —escribe— levantó la tapa del cesto y, mostrándome aquella especie de moluscos, aquellas ostras viscosas y gelatinosas, me dijo con su eterna sonrisa lasa: “Es un obsequio de mis fieles seguidores, los ustasi: veinte kilos de ojos humanos”.» Claro que el hecho no tiene nada de extraordinario para quien recuerde que, en 1014, Basilio II ordenó sacar los ojos de los 15.000 prisioneros búlgaros tras la batalla de Balasitsa. El refinamiento chino desdeñaba esta enucleación chapucera tan desagradable de contemplar. Los chinos preferían, con mucho, la cal viva que, según nos confirma el doctor Nass, causaba atroces dolores:

«Con las manos atadas a la espalda, de rodillas y con la cabeza sostenida por el ayudante del verdugo, la víctima, con una espantosa mueca, espera el terrible momento: el torturador coge delicadamente entre el pulgar y el índice un trozo de cal viva y lo deposita en la córnea de cada ojo. El resultado es rápido y seguro, como se puede apreciar al ver retorcerse, víctima de indecibles sufrimientos, al condenado, cuyos ojos quedarán quemados para siempre por la sustancia cáustica. En algunas provincias se suavizaba la tortura colocando un paño entre el ojo y la cal, y así el cegamien-to se obtenía al precio de un sufrimiento menor» (Curiosités médico-artistiques, 3.a serie, p. 106).

En cuanto a la castración, ¿acaso es peor que el cegamiento? Se trata de un tema delicado, que hubiera sido preciso discutir con Abailard y los cantores de la Sixtina… En el campo militar, fue practicada en el antiguo Oriente y en Abisinia, donde la tradición seguía manteniéndose en el reinado de Menelik. En el Antiguo Testamento encontramos frecuentes alusiones a la privación de los órganos genitales. Los enemigos vencidos, o sus hijos, convertidos en eunucos, custodiaban los harenes de los reyes. E Isaías amenaza a Eze-quías con una suerte similar: «Tiempo vendrá en que será llevado a Babilonia todo cuanto hay en esta casa… Y de los hijos que de ti saldrán, de los engendrados por ti, tomarán para hacer de ellos eunucos del palacio del rey de Babilonia» (II Reyes, XX, 15-18).

En el ámbito civil, la castración afectaba fundamentalmente al delito de violación: el culpable recibía el castigo en el instrumento de su pecado. Así sucedía en Egipto, donde se establecía una sutil distinción entre este crimen y el adulterio propiamente dicho:

«Las leyes relativas a las mujeres eran muy severas. El acusado de haber violado a una mujer libre, debía ser castigado cortándole los órganos genitales, porque se consideraba que este crimen contenía en su propia esencia tres males enormes: el insulto, la corrupción de costumbres y la confusión de la descendencia. Por el delito de adulterio cometido sin violencia, se condenaba al varón a recibir mil varazos, y a la mujer al corte de la nariz: el deseo del legislador era que ésta se viera privada de sus atractivos ya que sólo los había empleado para seducir» (Diodoro, I, 78).

 

 

 

 

 

DEMONOLOGIA

Lamias

Demonios que se encuentran en los desiertos bajo la figura de una mujer con cabezas de dragones en los pies.

La lamia habita también en el cementerio, desentierra cadáveres y se los come, no dejando mas que los huesos.

Después de una gran guerra vieronse en Siria una infinidad de lamias, por muchas noches, que devoraban los cadáveres de los soldados sacados fuera de la tierra. quisieron perserguirlas y algunos jóvenes mataron muchas a tiros y al otro día se reconoció que aquellas LAMIAS eran hienas y lobos.

Encuentrese en Libia lamias muy veloces en el correr,  para devorar mejor a los viajeros, les muestran sus gracias sin hablar porque su voz es un silbido de serpiente. Se supone que hay también de estos demonios en África, pero sea lo que quiera, es cierto, dice Leloyer, que existen de ellos, puesto que esta creencia era muy admitida entre los antiguos.

El filósofo Menipe fue amado de una lamia, pero lo avisaron que desconfiase y no le pudo atraer para devorarle. Semejanzas los hechiceras, añade Leloyer, estos demonios son muy golosos de chiquillos.

Los demonomanos no están conformes sobre las figuras de las lamias. Torquemada dice en su examen, que son mujeres con pies de caballo, otros las llaman lechuzas, por el grito y las golosinas, otros dicen ser una especie de sirena, y otros lo comparan a los golos de Arabia.

Se han dicho muchas extrañeza de estas singulares mujeres.  Vierio habla mucho de estas monstruosas mujeres, en el libro tercero de su obra Los Prestigios, y también ha consagrado una obra particular sobre las Lamias.

MONSTRUOSIDADES, TORTURA

Del Museo de los suplicios, tortura y muerte por medio de la jaula.

Las Crueles jaulas, la cual hacia las delicias de Luis Xl, quien gustaba de tener a sus prisioneros al alcance de su mano para poder mortificarlos a su antojo.

la permanencia en la jaula solía ser muy larga. Philippe de Commynes, que sufrió durante un tiempo este suplicio, afirma que su inventor, Guillaume de haracourt, estuvo 14 años en la jaula. " El Rey nuestro señor -escribe Commynes- hizo construir varias jaulas de hierro o madera  con la parte exterior cubiertas de placas metálicas y la interior de terribles herrajes, la jaula tenia unos 8 pies de ancho, y su altura era superior a la de un hombre.

La idea fue del obispo Verdum, a quien encerraron en la primera que se construyo, permaneció en ella catorce años. Muchos después , le han maldecido, y yo también, pues bajo el reinado de Carlos VIII estuve en una de ellas, ocho meses" ( memorias. Libro VI, cap.XI ).

Estas jaulas reales no tenían nada que ver con las anilladas de hierro provistas de una bala de cañón que se colocaba alrededor del tobillo. Fuera metálica o de madera, la jaula presentaba diversas variantes. Se podía obligar al condenado a permanecer en cunclillas en un espacio reducido, o acurrucado en una especie de esfera.

Sir  Leonard Skeffington, que presto servicio en la torre de Londres en los tiempos de Enrique VIII, invento una especie de torno al que se le dio el nombre deformado de Scavenger, el cual  ceñía a la víctima y la obligaba a doblar totalmente el cuerpo hasta la planta de los pies, provocandole una violenta hemorragia nasal

Se podía adornar la jaula con pinchos acerados y esposas, como en aquella barbara máquina utilizada antaño en sicilia:

" Unas bandas circulares de acero sujetaban las  diferentes partes del cuerpo, rodeando rodillas, caderas, cintura brazos y cuello. Una llantas de acero cruzaban estas bandas desde las caderas hasta el centro de la cabeza. Unas barras y placas, asimismo de acero, ceñían y sostenían las piernas y los extremos inferiores de unas espuelas se clavaban en los pies de tal modo que, en comparación, la crucifixión hubiera parecido una delicia. Cada espuela estaba provista de tres pinchos acerados que perforaban la planta de los pies de la víctima. En la banda central había unas esposas que impedía cualquier movimiento de brazos y manos. En el punto de confluencia de los círculos de acero, por encima de la cabeza, un solido gancho sujetaba todo el aparato en cuello interior se hallaba suspendida la víctima. (Once a week, 26 de mayo 1866 ).

Encerrada en tan triste jaula, la muerte por inanición ponía final sufrimiento de la víctima. A veces , una esposa ahorrativa vendía los huesos del condenado a los aficionados a los recuerdos macabros. La picola, las cadenas y las argollas no tenían un componente tan trágico . Se puede decir lo mismo de otras penas? si nos referimos a las marcas, las mutilaciones y la practica de la flagelación, evidentemente, no, puesto que estas atentan aun mas contra la integridad física del sujeto condenado.

       

      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

LA DAMA DE HIERRO