MONSTRUOSIDADES

Ambroise Pare, Malformaciones

EJEMPLO DE LA ESTRECHEZ O PEQUEÑEZ
DE LA MATRIZ
TAMBI É N se forman monstruos debido a la estrechez del cuerpo de la matriz, del mismo modo que vemos que una pera unida al árbol, colocada en un recipiente estrecho antes de que crezca, no puede alcanzar su desarrollo completo; esto lo saben también las señoras que crían perrillos en cestas pequeñas o en otros recipientes estrechos, para impedir su crecimiento. Del mismo modo, la planta que nace del suelo, al encontrar una piedra u otro objeto sólido en el lugar en el que brota, se tuerce, engorda por un lado y es débil por otro; igualmente, los niños salen del vientre de su madre monstruosos y deformes. Pues dice [Hipócrates] que un cuerpo que se mueve en lugar estrecho, por fuerza, ha de volverse mutilado y defectuoso. De modo semejante, Empédocles y Dífilo lo han atribuido al exceso o al defecto y corrupción del semen, o a la mala disposición de la matriz; lo que puede ser cierto por analogía con las cosas fusibles, en las que, si la materia que se quiere fundir no está bien cocida, purificada y preparada, o si el molde es desigual o está mal dispuesto por cualquier otra causa, la medalla o efigie que sale de él es defectuosa, fea y deforme.

EJEMPLO DE LOS MONSTRUOS QUE SE FORMAN
POR HABER PERMANECIDO LA MADRE DURANTE
DEMASIADO TIEMPO SENTADA, CON LOS MUSLOS
CRUZADOS, O POR HABERSE VENDADO Y APRETADO
DEMASIADO EL VIENTRE DURANTE SU EMBARAZO
A. veces sucede también, accidentalmente, que la matriz es bastante amplia por naturaleza, pero que la mujer encinta, por haber permanecido casi siempre sentada durante el embarazo y con los muslos cruzados, como lo hacen con frecuencia las modistas o las que realizan labores de tapicería sobre sus rodillas, o por haberse vendado y oprimido en exceso el vientre, los niños nacen encorvados, jorobados y contrahechos, y algunos con las manos y pies torcidos, como lo ves en esta imagen [Fig. 29].
Imagen de un prodigio, un niño petrificado que fue hallado en el interior del cadáver de una mujer en la ciudad de Sens, el 16 de mayo de 1582, teniendo ella sesenta y ocho años, y después de haberlo llevado en su vientre durante el tiempo de veintiocho años [Fig. 30]. El niño estaba casi totalmente recogido en una bolsa pero aquí está representado en toda su longitud, para mostrar mejor el aspecto entero de sus miembros, a excepción de una mano, que era defectuosa.
Esto puede confirmarse con el testimonio de Matías Cornax, médico de Maximiliano, rey de romanos, quien relata que asistió en persona a la disección del vientre de una mujer, que había llevado a su hijo en la matriz por espacio de cuatro años. También Egidius Hertages, médico en Bruselas, menciona a una mujer que llevó en sus flancos, durante trece años cumplidos, el esqueleto de un niño muerto. Johannes Langius, en la epístola que escribe a Aquiles Bassarus, da también testimonio de una mujer, procedente de un pueblo llamado Eberbach, que expulsó los huesos de un niño muerto en su vientre diez años antes.

MONSTRUOSIDADES

Ambroise Pare, EJEMPLO DE LA CANTIDAD INSUFICIENTE DE SEMEN

Si falla la cantidad de semen, como hemos dicho anteriormente, del mismo modo fallará también algún miembro, en poco o en mucho. De ahí ocurrirá que el niño tenga dos cabezas y un brazo, y que otro no tenga brazos; otro no tendrá ni brazos ni piernas, o le faltarán otras partes, como hemos dicho más arriba; otro tendrá dos cabezas y un solo brazo y el resto del cuerpo bien constituido.
En 1573 vi en París, en la puerta de Saint-André-des-Arts, a un niño de nueve años de edad, oriundo de Parpeville, una aldea a tres leguas de Guise; su padre se llamaba Pierre Renard, y su madre, que lo llevaba, Marquette. Este monstruo no tenía más que dos dedos en la mano derecha, y el brazo estaba bastante bien formado desde el hombro hasta el codo, pero desde el codo hasta los dos dedos era muy deforme. No tenía piernas, aunque le salía de la nalga derecha la forma incompleta de un pie, con cuatro dedos aparentes; de la mitad de la nalga izquierda brotaban dos dedos, y uno de ellos casi se parecía al miembro viril. Esto lo muestra al natural la presente imagen.

El primero de noviembre de 1562 nació en Villefranche-du-Queyran, en Gascuña, este monstruo sin cabeza 5 que me regaló el señor Hautin, doctor regente de la Facultad de Medicina de París; aquí tienes su imagen, de frente y de espaldas; él me afirmó haberlo visto [Fig. 23].

De algún tiempo a esta parte se ha visto en París un hombre sin brazos, de unos cuarenta años de edad aproximadamente, fuerte y robusto, que realizaba casi todo lo que otro podía hacer con las manos: a saber, con su muñón de hombro y la cabeza, descargaba un hacha contra un pedazo de madera, con tanta firmeza como hubiera sabido hacerlo otro hombre con sus brazos; del mismo modo hacía restallar un látigo de carretero y efectuaba varias otras acciones; con los pies comía, bebía y jugaba a las cartas y a los dados, cosa que te muestra esta imagen; por último, se hizo bandido, ladrón y asesino, y fue ejecutado en Gueldres, es decir, ahorcado y tendido en la rueda [Fig. 25].
Del mismo modo, según se recuerda recientemente, se ha visto en París una mujer sin brazos que cortaba, cosía y realizaba varias otras tareas. Hipócrates, en el libro 2 de las Epidemias, escribe que la mujer de Antígenes parió un niño todo él de carne, sin hueso alguno, y no obstante con todas las partes bien formadas.

MONSTRUOSIDADES

Ambroise Pare, parto multiple

DE LAS MUJERES QUE TIENEN VARIAS CRIATURAS
EN UN SOLO PARTO
EL parto normal de las mujeres es de un niño; no obstante, como el número de mujeres es elevado, se ven ocasiones en que tienen dos, a los que se llama gemelos o mellizos; las hay que dan a luz tres, cuatro, cinco, seis y más. Empédocles dice que, cuando hay gran cantidad de semen, se produce pluralidad de hijos. Otros, como los estoicos, dicen que se engendran porque en la matriz hay varias celdas, separaciones y cavidades, y cuando el semen se extiende por éstas, se producen varios niños; sin embargo, esto es falso, pues en la matriz de la mujer no se encuentra más que una sola cavidad, mientras que en los animales, como perras, puercos y otros, hay varias celdas, lo que constituye la causa de que conciban varias crías. Aristóteles ha escrito que la mujer no podía tener en un solo parto más de cinco hijos; sin embargo, esto le ocurrió a la sirvienta de César Augusto, que parió de una vez cinco hijos, que no vivieron  al igual que la madre sino muy breve tiempo. En el año 1554, en Berna, Suiza, la esposa del doctor Jean Gelinger tuvo igualmente en un solo parto cinco hijos, tres varones y dos hembras. Albucrasis cita como seguro el caso de una mujer que tuvo siete, y de otra que, al accidentarse, abortó de quince bien formados. Plinio, en el capítulo 11 del libro 7, menciona a una que abortó de doce. El mismo autor dice que en él Peloponeso se vio a una mujer dar a luz cuatro veces, y tener en cada parto cinco hijos, de los que vivieron la mayoría. D’Alechamps, en su Cirugía Francesa, capítulo 74, folio 448, dice que un caballero llamado Bonaventura Savelli, de Siena, le afirmó que una esclava suya, con la que convivía, tuvo siete hijos en un parto, de los que cuatro fueron bautizados. Y en nuestra época, entre Sarthe y Maine, en la parroquia de Sceaux, cerca de Chambellay, hay una casa solariega llamada la Maldemeure, cuya señora tuvo dos hijos en el primer año de su matrimonio, tres en el segundo, cuatro en el tercero, cinco en el cuarto y seis en el quinto, de lo que murió; uno de estos seis hijos está vivo, y es hoy señor del mencionado lugar de Maldemeure. En Beaufort-en-Vallée, región de Anjou, una joven, hija del difunto Macé Chauniere, tuvo un hijo, y al cabo de ocho o diez días otro más, que hubo que sacarle del vientre, lo que le produjo la muerte. Martinis Cromerus, en el noveno libro de la Historia de Polonia, escribe que en la provincia de Cracovia, Margarita, una dama muy virtuosa y de casa grande y antigua, esposa de un conde llamado Virboslaüs, dio a luz, el 20 de enero de 1269, una ventregada de 36 hijos vivos.
Francisco Pico de la Mirandola escribe que una mujer, llamada Dorotea, en Italia, parió en dos veces a veinte hijos, a saber, nueve una vez y once otra; al llevar peso tan grande, estaba tan abultada que sostenía su vientre, que le llegaba

hasta las rodillas, con una gran cinta prendida del cuello y de los hombros, como lo ves en esta imagen [Fig. 18].
En París, en el cementerio de Saint-Innocent, en el noveno pilar de la galería principal, junto al Espíritu Santo, está colocado un epitafio de piedra que dice así: «Aquí yace la honorable señora Yolande Bailli, esposa que fue del honorable varón Denys Capel, procurador en el Chátelet de París, que falleció el 17 de abril de 1513, a los ochenta y ocho años de edad y cuarenta y dos de viudedad, y vio, o pudo ver antes de su muerte, a 295 hijos nacidos de su ser.»

MONSTRUOSIDADES

Ambroise Pare, hermafroditas o androginos

DE LOS HERMAFRODITAS O ANDRÓGINOS, ES DECIR, QUE TIENEN DOS SEXOS EN UN MISMO CUERPO
LOS hermafroditas o andróginos son criaturas que nacen con doble aparato genital, masculino y femenino, y por ello son llamados en nuestra lengua francesa hombres-mujeres. En cuanto a la causa, es que la mujer aporta tanto semen como el hombre en proporción, y por eso la virtud formadora, que siempre trata de crear su semejante, es decir, un macho a partir de la materia masculina, y una hembra de la femenina, hace que en un mismo cuerpo se reúnan a veces los dos sexos, y se les llama hermafroditas. Existen cuatro variedades, a saber: hermafrodita macho, que es aquel que tiene el sexo del hombre perfecto, puede engendrar, y presenta en el perineo (que es la zona entre el escroto y el trasero) un orificio en forma de vulva, que sin embargo no penetra en el interior del cuerpo, y del que no sale ni orina ni semen. La mujer hermafrodita, además de su vulva que está bien formada y por la que arroja el semen y las reglas, tiene un miembro viril, situado por encima de dicha vulva cerca del pubis, sin prepucio, pero de una piel delicada, que no puede volverse ni replegarse, sin erección alguna; de él no sale orina ni semen, y no hay rastro de escroto ni de testículos. Los hermafroditas que no son de uno ni de otro tipo, son los que están totalmente privados y exentos de generación, y cuyos sexos son totalmente imperfectos, situados uno junto al otro, a veces uno encima y el otro debajo, y no pueden utilizarlos sino para expulsar la orina. Hermafroditas machos y hembras son los que tienen ambos sexos bien formados, y pueden utilizarlos y emplearlos para engendrar; y a éstos, las leyes antiguas y modernas les hicieron —y les hacen aún— elegir qué sexo desean utilizar, con prohibición, so pena de perder la vida, de utilizar aquel que no hubieran escogido, debido a los inconvenientes que de ello pudieran resultar. Pues algunos han abusado de tal manera, que mediante un uso mutuo y recíproco se entregaban a la lascivia con uno y otro sexo, a veces de hombre, a veces de mujer, puesto que tenían naturaleza de hombre y mujer adecuada para tal acto; incluso, como escribe Aristóteles, su seno derecho es como el de un hombre y el izquierdo como el de una mujer.
Los médicos y cirujanos experimentados y entendidos pueden discernir si los hermafroditas son más aptos para ostentar y utilizar un sexo u otro, o los dos, o ninguno en absoluto. Y tal cosa se determinará por las partes genitales, es decir, si el sexo femenino es de dimensiones apropiadas para recibir la verga viril, y si por él manan las reglas; se determinará igualmente por el rostro, y si los cabellos son finos o gruesos; si la voz es varonil o débil; si los pechos son semejantes a los de los hombres o a los de las mujeres; también, si el aspecto todo del cuerpo es robusto o afeminado, si son atrevidos o temerosos, y otras actitudes propias de varones o de hembras. Y, en cuanto a las partes genitales que corresponden al hombre, hay que examinar y ver si existe gran cantidad de vello en el pubis y en torno al ano, pues por regla general, casi siempre, las mujeres carecen de él en el trasero. Del mismo modo, hay que examinar si la verga viril está bien proporcionada en grosor y largura, si se yergue y si de ella mana el semen, lo que se hará en virtud de la confesión del hermafrodita, una vez haya estado en compañía de mujer; y por este examen se podrá en verdad discernir y reconocer al hermadrodita macho o hembra, o si son una y otra cosa, o si no son ninguna de ambas. Y si el sexo del hermafrodita tiende más al del hombre que al de la mujer, ha de llamársele hombre; y lo mismo sucederá con la mujer. Y si el hermafrodita tiene tanto de uno como de otro, será llamado hermafrodita hombre y mujer, como puedes verlo en esa ilustración [Fig. 19].

 

 

 

 

 

 

 

 

En el ario 1486 se vio nacer en el Palatinado, bastante cerca de Heidelberg, en una aldea llamada Rorbarchie, a dos niños gemelos enlazados y unidos por la espalda, y que eran hermafroditas, como puede verse en esta imagen [Fig. 20].


Por otra parte, al comienzo del cuello de la matriz se encuentra la entrada y hendidura del sexo de la mujer, que los latinos llaman Pecten [=peine]; y sus bordes, que están cubiertos de vello, se llaman en griego Pterigomata, como si dijéramos alas, o labios de la culminación de la mujer, y entre ellos hay dos excrecencias de carne musculosa, una a cada lado, que cubren la salida de conducto de la orina, y se cierran, una vez que la mujer ha orinado. Los griegos las llaman ninfas, y a algunas mujeres les cuelgan y sobresalen fuera del cuello de la matriz, alargándose y acortándose, como lo hace la cresta de un pavo. En especial, cuando ellas desean el coito y sus maridos se disponen a acercarse, se yerguen como la verga viril, hasta el punto que gozan de ellas con otras mujeres: si se las ve desnudas, las vuelven muy vergonzosas y deformes, y a tales mujeres debe ligárseles y cortárseles lo que es superfluo, pues podrían abusar de ello; el cirujano tendrá cuidado de no hacer una incisión demasiado profunda, para evitar una gran efusión de sangre, y de no cortar el cuello de la vejiga, pues en lo sucesivo no podrían retener su orina, que manaría gota a gota.

Y que haya mujeres que, por medio de estas excrecencias o ninfas, abusen unas de otras, es cosa tan cierta como monstruosa y difícil de creer; está confirmado, sin embargo, por un relato memorable sacado de la Historia de África compuesta por León el Africano. Entre los adivinos que hay en Fez, ciudad importante de Mauritania, en África, existen ciertas mujeres (dice en el libro tercero) que hacen creer al pueblo que tienen trato familiar con los demonios; se aplican ciertos perfumes, fingiendo que el espíritu les entra en el cuerpo, y mediante el cambio de su voz dan a entender que es el espíritu quien habla por su garganta. Entonces, con gran reverencia, la gente les deja un donativo para el demonio. Los sabios africanos llaman a semejantes mujeres Sahacat, que equivale en latín a Fricatrices, ya que se frotan una a otra por placer, y en verdad están aquejadas de ese feo vicio de usar carnalmente unas de otras. Por ello, si va a consultarlas una mujer hermosa, le piden como pago, en nombre del espíritu, relaciones carnales. Y existen algunas que, habiéndole tomado gusto a ese juego, atraídas por el dulce placer que de ellas reciben, aparentan estar enfermas y mandan en busca de esas adivinadoras, y muchas veces hacen que su propio marido lleve este recado; pero, para ocultar mejor su maldad, hacen creer al marido que ha entrado un espíritu en el cuerpo de su mujer, y que, teniendo la salud de ésta a su cargo, es menester que le dé licencia para que pueda ponerse en trato con las adivinadoras: el infeliz marido consiente, y prepara un suntuoso festín para toda esta respetable pandilla; al concluir el festín comienza el baile, y la mujer tiene permiso para irse donde le parezca oportuno. Pero hay algunos que, percatándose astutamente del engaño, hacen salir al espíritu del cuerpo de su mujer a fuerza de palos. Otros también, haciendo creer a las adivinas que están poseídos por los espíritus, las engañan por el mismo medio que han utilizado ellas para con sus mujeres. Esto es lo que escribe al respecto León el Africano, y asegura en otro lugar que hay gentes en África que recorren la ciudad a la manera de nuestros castradores, y han hecho su oficio de cortar tales excrecencias, como hemos mostrado anteriormente al tratar de las operaciones de cirugía.
El día en que se reconciliaron venecianos y genoveses, nació en Italia —según cuenta Boaistuau— un monstruo que tenía cuatro brazos y cuatro piernas, y solamente una cabeza, con el resto del cuerpo bien proporcionado: fue bautizado, y vivió por algún tiempo. Jacques Rueff, cirujano de Zurich, escribe que vio uno semejante, teniendo éste dos sexos de mujer, como puedes comprobarlo en esta imagen [Fig. 21].

MONSTRUOSIDADES

De Monstruos y Prodigios de Ambroise Pare (parte 1)

EJEMPLO DE LA EXCESIVA CANTIDAD DE SEMEN

HIPÓCRATES dice, sobre la generación de los monstruos, que si hay excesiva abundancia de materia, se producirán gran número de camadas o un hijo monstruoso que tendrá partes superfluas o inútiles, como dos cabezas, cuatro brazos, cuatro piernas, seis dedos en manos y pies u otros miembros; al contrario, si el semen es insuficiente en cantidad, fallará algún miembro, como en el caso de tener una sola mano, ausencia de brazos, pies o cabeza, u otra parte que falte. San Agustín dice que en su época nació en Oriente un niño que tenía el vientre arriba, todas las partes superiores dobles y las inferiores sencillas, pues tenía dos cabezas y cuatro ojos, dos pechos y cuatro manos, y el resto como otro hombre; vivió bastante tiempo.
Caelius Rhodiginus ha escrito, en el libro de sus Lecciones Antiguas, que vio en Italia dos monstruos, uno macho y otro hembra, de cuerpos bien hechos y proporcionados, salvo la duplicación de la cabeza; el varón murió pocos días después de nacer, y la hembra, cuyo retrato ves aquí, vivió veinticinco años, lo que no es natural en los monstruos, que ordinariamente apenas viven, ya que se disgustan y vuelven melancólicos al verse así convertidos en oprobio de todo el mundo, de modo que su vida es breve. Y hay que señalar aquí que Lycosthenes escribe algo extraordinario a propósito de este monstruo femenino, pues, salvo la duplicación de la cabeza, la Naturaleza nada había omitido en él: estas dos cabezas, dice, tenían el mismo deseo de beber, de comer y de dormir, y la voz semejante, como iguales eran todos sus sentimientos.
Esta joven iba de puerta en puerta a pedir limosna, y de buen grado la socorrían, por la novedad de un espectáculo tan extraño e insólito; sin embargo, fue expulsada a la larga del ducado de Baviera, ya que, decían, podía estropear el fruto de las mujeres encintas, debido a la aprensión y a las ideas que podrían anidar en su virtud imaginativa al contemplar criatura tan monstruosa.
En el año de gracia de 1475, fueron engendradas igualmente en Italia, en la ciudad de Verona, dos niñas unidas por los riñones, desde los hombros hasta las nalgas 3; y como sus padres eran pobres, las llevaban por diferentes ciudades de Italia para recoger dinero del pueblo, que estaba muy ansioso por ver este nuevo espectáculo de la Naturaleza.
En el año de 1530, se vio a un hombre, en esta ciudad de París, de cuyo vientre salía otro bien formado en todos sus miembros a excepción de la cabeza 4; aquel hombre tenía unos cuarenta años de edad aproximadamente, y llevaba así ese cuerpo entre sus brazos, resultando tan extraordinario, que las gentes se congregaban en multitud para verlo, y aquí tienes su imagen representada del natural.

En el Piamonte, en la ciudad de Chieri, que dista unas cinco leguas de Turín, una respetable dama dio a luz un monstruo el 17 de enero a las ocho de la noche, en este año de 1578. Siendo su rostro bien proporcionado en todas sus partes, se le ha considerado monstruoso por el resto de la cabeza, de la que salían cinco cuernos parecidos a los de un carnero, colocados unos contra otros en la parte alta de la frente, y por detrás un largo fragmento de carne que colgaba a lo largo de la espalda, a la manera de un caperuzón para señoritas. Tenía en torno al cuello una pieza de carne doble colocada a la manera de un cuello de camisa completamente liso, las puntas de los dedos semejantes a las garras de un ave de rapiña, y las rodillas en las corvas. Su pie y pierna derechos eran de un color rojo vivísimo. El resto del cuerpo era de un color gris ahumado. Dicen que, al nacer este monstruo, lanzó un grito penetrante, que espantó de tal modo a la comadrona y a todos los presentes, que el miedo que experimentaron les hizo abandonar la casa. Al ser comunicada la noticia a su alteza el príncipe de Piamonte, tuvo tal deseo de verlo que mandó en su busca, y en su presencia varias personas formularon juicios diversos al respecto; aquí tienes representado su aspecto, tomado del natural.

 

En el año 1546, en París, una mujer encinta de seis meses dio a luz un niño con dos cabezas, dos brazos y cuatro piernas, que abrí, y en el que sólo encontré un corazón, por lo que puede decirse que se trata de un único niño; está en mi casa, y lo conservo como algo monstruoso.
Aristóteles dice que un monstruo con dos cuerpos unidos, si resulta tener dos corazones, puede en verdad considerarse como dos hombres o mujeres; de otro modo, si resulta no tener más que un corazón con dos cuerpos, es solamente uno. La causa de este monstruo podía ser defecto de cantidad de materia, o vicio de la matriz excesivamente pequeña, ya que, al querer la Naturaleza crear dos niños y hallarla demasiado estrecha, se encuentra impotente, de manera que el semen, comprimido y apretado, viene a coagularse en una bola, de la que se formarán dos niños así unidos y pegados.
En el año 1569, una mujer de Tours dio a luz dos niños gemelos que tenían sólo una cabeza, y se abrazaban entre sí; me los dio vacíos y disecados maese René Ciret, maestro barbero y cirujano, cuya fama está lo bastante extendida en toda la región de Turena como para requerir otra alabanza por mi parte.

Aristóteles dice que un monstruo con dos cuerpos unidos, si resulta tener dos corazones, puede en verdad considerarse como dos hombres o mujeres; de otro modo, si resulta no tener más que un corazón con dos cuerpos, es solamente uno. La causa de este monstruo podía ser defecto de cantidad de materia, o vicio de la matriz excesivamente pequeña, ya que, al querer la Naturaleza crear dos niños y hallarla demasiado estrecha, se encuentra impotente, de manera que el semen, comprimido y apretado, viene a coagularse en una bola, de la que se formarán dos niños así unidos y pegados.
En el año 1569, una mujer de Tours dio a luz dos niños gemelos que tenían sólo una cabeza, y se abrazaban entre sí; me los dio vacíos y disecados maese René Ciret, maestro barbero y cirujano, cuya fama está lo bastante extendida en toda la región de Turena como para requerir otra alabanza por mi parte.

Sebastián Munster escribe que vio dos chicas en septiembre de 1495, cerca de Worms, en la aldea llamada Bristant [¿Bürstadt?], que tenían los cuerpos enteros y bien formados, pero cuyas frentes se mantenían unidas sin que pudieran separarse por intervención humana: casi se tocaban con la nariz. Vivieron hasta los diez años, y entonces murió una, que fue quitada y separada de la otra, y la que quedó con vida falleció al poco tiempo; cuando separaron a su hermana muerta de ella, de resultas de la herida que sufrió en la separación; y más arriba tienes representado su aspecto.

 

El 20 de julio del año 1570, en la calle de los Gravelliers de París, en la casa de la Cloche, nacieron estos dos niños así formados , identificados por los cirujanos como varón y hembra, y que fueron bautizados en Saint-Nicolas-desChamps con los nombres de Luis y Luisa. Su padre se llamaba Pierre Germain, apodado Petit-Dieu, peón de albañil de oficio, y su madre Matthée Pernelle.
El lunes 10 de julio de 1572, en la ciudad de Ponts-de-Cé, cerca de Angers, nacieron dos niñas que vivieron media hora y recibieron el bautismo; estaban bien formadas, salvo que la mano izquierda de una sólo tenía cuatro dedos; y estaban unidas por su parte anterior, es decir, desde el mentón hasta el ombligo, y no tenían sino un único ombligo y un solo corazón, y el hígado dividido en cuatro lóbulos .
Caelius Rhodiginus, en el tercer capítulo, libro 24, de sus Lecciones Antiguas, escribe que nació un monstruo en Ferrara, en Italia, el 19 de marzo del año de gracia de 1540; al ver la luz, era tan grande y bien formado como si hubiera tenido cuatro meses cumplidos, con sexo femenino y masculino y dos cabezas, una de varón y otra de hembra.

Jovianus Pontanus escribe que en 1529, el 9 de enero, se vio en Alemania un niño varón con cuatro brazos y cuatro piernas, cuyo retrato ves aquí.
El mismo año en que el gran rey Francisco firmó la paz con los suizos, nació en Alemania un monstruo con una cabeza en mitad del vientre; éste vivió hasta la edad adulta, y la cabeza tomaba alimento como la otra.

El último día de febrero de 1572, en la parroquia de Viabon, en el camino de París a Chartres, lugar de las pequeñas Bordas, una mujer llamada Cypriane Girande, esposa de Jacques Marchant, labrador, dio a luz este monstruo, que vivió hasta el domingo siguiente.

  

En el año 1572, al día siguiente de Pascua, en Metz de Lorena y en la posada del Santo Espíritu, una puerca parió un cerdo de ocho patas, cuatro orejas, con la cabeza de un perro auténtico, las partes traseras de los cuerpos separadas hasta el estómago, y a partir de ahí unidas, con dos lenguas situadas al través de la boca, y cuatro grandes colmillos a cada lado, tanto arriba como abajo; sus sexos se distinguían mal, de forma que no se podía saber si eran machos o hembras, y cada uno no tenía más que un conducto bajo la cola. Su aspecto te lo muestra este retrato, que me ha sido enviado hace poco por el señor Bourgeois, doctor en Medicina, hombre de gran saber y con buena experiencia, que reside en la mencionada ciudad de Metz