DEMONOLOGIA

RAUM o AIM, demonio

RAUM o AIM

Gran conde del sombrío imperio que se presenta bajo la forma de un cuervo, cuando se le conjura; destruye ciuda­des y da dignidades.

Es del orden de los tro­nos y manda treinta legiones.

ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

PARACELSO, importante figura del ocultismo del renacimiento

PARACELSO Nació en el cantón de Zu­rich, el año 1493. Viajó, y se visitó y confe­renció con casi todos los médicos de Europa, Pasaba por el reformador de la medicina y pretendió arrancar el cetro a Hipócrates y Ga­leno, cuyos principios y método quiso criti­car. Débesele el descubrimiento del opio y del azogue, cuyo uso enseñó.
Paracelso es principalmente el héroe de los que creen en la piedra filosofal y le atribu­yen la ventaja de haberla poseído, apoyándose para esto en su propia autoridad. A pesar de todo era un insigne charlatán; cuando esta­ba beodo, dice Weternus que permaneció vein­tisiete meses en su compañía, amenazaba con hacer venir un millón de diablos para demos­trar el poder e imperio que tenía sobre ellos; empero, semejantes extravagancias no se las oyó decir jamás estando en ayunas. Tenía un demonio familiar encerrado en el puño de su espada: decía que Dios le había revelado el secreto de hacer oro, y se alababa de poder, ya por medio de la piedra filosofal, ya por virtud de sus remedios, conservar por muchos siglos la vida de los hombres y, sin embargo, murió a la edad de cuarenta y ocho años, el de 1541, en Salsburgo.
DEMONOLOGIA

CÓDIGO DE LOS BRUJOS

CÓDIGO DE LOS BRUJOS Boguet, lleno de celo por la extinción de los mágicos, ha puesto al fin de su Discurso sobre los brujos una instrucción para un juez en una causa de hechicería.
Esta curiosa relación está dividida en no­venta y un artículo, y se la conoce general­mente con el título de Código de los brujos;he aquí un resumen de él (1).
El tribunal del distrito instruye el proceso y lo juzga, pero no deben seguirse para ello las formas ordinarias. La presunción de bru­jería basta para hacer prender a las personas; el interrogatorio debe seguir luego de la pri­sión, porque el diablo socorre a los hechice­ros en la cárcel.
El juez debe preguntar al acusado si tiene hijos, y reparar con atención el semblante de los brujos, ver si el interrogado no derrama lágrimas; si mira al suelo; si murmura apar­te, si blasfema; todo esto son indicios.
Muchas veces la vergüenza impide a los brujos el confesarlo todo; para esto es bueno que el juez esté solo, y el escribano oculto para notar las respuestas.
Si el brujo tiene delante de él un compa­ñero del sábado, se turba. Débese afeitar al hechicero para poner a descubierto el sortile­gio de taciturnidad… No se le ha de meter en un baño, pues el sufragáneo de Treveris dice que es un pecado.
Es preciso examinar el acusado con un ci­rujano para buscar las señales. —Si no quie­re confesar el crimen se lo meterá en una dura prisión, y se tendrán apostadas en ella perso­nas de confianza para arrancar la verdad al paciente.
Algunos doctores quieren que se les pro­meta el perdón, y que no por esto se deje de pasar a la sentencia; pero esta costumbre, aprobada por infinito número de doctores, me parece algún tanto bárbara.
El juez no hará caso del tormento para con el acusado, pues que ningún daño hace a los hechiceros; no obstante es permitido ha­cerlo en un día de fiesta.
Si el acusado se le halla pringado de un­güentos, si la voz pública le acusa de bruje­ría, es indudablemente brujo. Las contradic­ciones en sus respuestas, los ojos fijos en la tierra y la mirada esquiva, son indicios lige­ros; los graves son el nacimiento: como por ejemplo, si es hijo de hechicero, si está mar­cado, si blasfema etc.
Los hijos son admitidos a deponer contra sus padres. Los testigos recusables deben tam­bién ser oídos, y así mismo los niños. Las con­tradicciones en las respuestas de un testigo no pueden hacer presumir en la inocencia del acusado, si todos en general le acusan de he­chicero.
La pena que se les impone es el suplicio del fuego; a los brujos se les ahoga y se les quema después; los mágicos y hechiceros se­rán quemados vivos.
Condénase justamente por conjeturas y pre­sunciones; entonces no se queman, pero al me­nos puede prendérselas.
El juez asistirá a las ejecuciones, seguido de su escribano, para recoger las deposicio­nes…
Esta excelente obra de jurisprudencia y hu­manidad, añade M. Garineti, recibió en su época la aprobación general. Boguet la dedicó a Daniel Romanez, abogado de Salín. Este có­digo está autorizado con la siguiente aproba­ción: “Yo, el abajo firmado, doctor en sagra­da teología, confieso haber leído el libro ti­tulado:Discurso sobre los brujos, en el cual nada he hallado contrario a la religión cató­lica, apostólica y romana, ni a las sanas cos­tumbres: sino más bien llena de buenas doc­trinas. Dole, 13 agosto de 1601.
Firmado De La Barre.”
(1) Redactado por M. Carinen’, “Historia de la magia en Francia
DEMONOLOGIA

OB, demonio

OB

Demonio de los sirios que, según pa­rece, era ventrílocuo.

Daba oráculos por las partes naturales, por el trasero o por cualquie­ra otra cavidad que no tuviese el órgano del habla; pero siempre con voz baja y sepulcral, de modo que el que le consultaba muchas ve­ces no le oía bien o, por mejor decir, oía lo que mejor le venía.

 

DEMONOLOGIA

MULLIN, demonio

MULLIN
Demonio de orden inferior, ca­marero mayor de Belzebut.
En ciertas causas de brujería se encuentra también cierto maestro Juan Mullin que es el ayudante del gran maestro de las reuniones de brujos.
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MORGANA

MORGANA Hermana de Artus y discípula de Merlin.
Quien le enseñó la magia; es cé­lebre en las novelas y romances de caballería.
Por sus encantamientos, y por las tretas que jugó a Gcnieva, hermana suya, que habiéndola sorprendido con un amante, había tenido la imprudencia de publicar su deshonra.
En Bretaña es una hada, una de las profe­tizas de la isla de Saine, y la más poderosa de las nueve hermanas druidas.
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AMY, demonio

AMY

Gran presidente de los infiernos y uno de los príncipes de la monarquía infer­nal.

Aparece allí rodeado de llamas, pero en la tierra con facciones humanas. Enseña los secretos de la Astrología y artes liberales, da buenos criados, descubre a sus amigos los te­soros guardados por los demonios, es prefecto de 36 legiones.

Y tiene a sus órdenes ángeles caídos y potencias: espera además que pasa­dos doscientos mil años volverá al cielo para ocupar el séptimo trono, lo que no es creíble, dice Vierio.

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DELANCRE, Pedro

DELANCRE, Pedro Famoso demonógrafo nacido en Burdeos durante el siglo XVI. Estuvo encargado de instruir el proceso de una infinidad de desgraciados acusados de sortilegio; su crédulo entendimiento se con­venció de la realidad del sábado y de la exis­tencia de los brujos: murió en París, hacia el año de 1630. Tiénense de él dos obras muy apreciadas sobre estas materias:
1.° La incredualidad del sortilegio plena­mente convencida, en la cual se trata amplia y curiosamente de la verdad o ilusión del sor­tilegio, de la fascinación, del tocamiento, de la adivinación, de la ligadura y del nudo má­gico, de las apariciones , y de una infinidad de otras cosas nuevas y raras, por Pedro Delancre, consejero del rey en su consejo de estado París, Nicolás Ruon, 1612, en 4.° de unas 900 páginas. Esta obra, que el autor lla­ma en su advertencia el antidemonio y el an­tisábado está dedicada al rey Luis XIII, y dividida en diez tratados. En el primero, prue­ba el autor que cuanto se dice de los brujos es verdadero. El segundo, titulado de la Fas­cinación, demuestra que los brujos no fascinan embrujando sino por medio del diablo; es sa­bido que lo hacían con sus miradas. En el tercero, consagrado altocamiento, se ve cuanto pueden obrar los brujos con el tacto, más poderoso aún, que sus miradas. El autor no olvida el privilegio que tenían los reyes sin ser brujos, de curar los lamparones sólo tocán­dolos. El cuarto tratado, en el que se trata delescopelismo, nos demuestra que por medio de esta ciencia secreta, se maleficia a las gen­tes, echando tan solamente en los jardines de sus casas piedras hechizadas. El tratado siguiente refiere minuciosamente todas las adivinaciones .El sexto instruye de todo lo que pertenece al nudo y a otras ligaduras. El sép­timo está dedicado a las apariciones, en el cual el autor que al parecer nada duda ni ignora, refiere una gran porción. En el octavo habla de los judíos apóstatas y ateos. En el noveno se levanta furioso contra los herejes; y clama en el último contra la incredulidad de los jueces en hechos de brujería. La obra va seguida de una colección de Sentencias no­tables contra los brujos.
2° Cuadro de la inconstancia de los de­monios y malos ángeles, en donde se trata extensamente de la brujería y de los brujos; libro curiosísimo y muy útil no tan sólo a los jueces, sino a todos aquellos que viven bajo las leyes cristianas; con un discurso que contiene el procedimiento hecho por los in­quisidores de España y de Navarra, con cin­cuenta y tres mágicos, apóstatas, judíos y bru­jos, en la ciudad de Logroño en Castilla, el 9 de noviembre de 1610; en la cual se ve cuan­to el ejercicio de la justicia es más jurídico en Francia que en ningún otro imperio, re­pública, estado, etc. por P. Delancre, conseje­ro del rey en el Parlamento de Burdeos, París, Nicolás Ruon, 1612, en 4.° de unas 800 pá­ginas, muy apreciado sobre todo cuando está acompañado de la lámina que representa las ceremonias del sábado. Esta obra es dividida en seis libros: El primero contiene tres dis­cursos sobre la inconstancia de los demonios, el gran número de brujos y la inclinación de las mujeres del país de Labour a la brujería. El segundo trata del sábado en cinco discursos. El tercero versa sobre la misma materia y sobre los pactos de los brujos con el diablo, también en cinco discursos. El cuarto que con­tiene cuatro discursos, es dedicado a los má­gicos. El quinto en tres discursos, concierne a las supersticiones y apariciones; y el sexto a los sacerdotes brujos, divididos en cinco dis­cursos. Todo cuanto presentan de curioso y de delirante estas obras, se hallará en este Dic­cionario.
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Casa Embrujada

CASA EMBRUJADA A fines del mes de Nivoso, año 13 (cuarto mes de 1805), sucedió en París, en la calle de Notre-Dame-Nazarelh, una escena que hizo mucho ruido. Vióse de repente volar por los aires muchas botellas, desde la bodega a la guardilla; varias perso­nas fueron heridas, y los pedazos quedaron amontonados en el jardín, sin que la multitud de curiosos pudiese averiguar la causa que producía este fenómeno. Consultóse a muchos físicos y alquimistas, pero ninguno de ellos pudo averiguar de qué fábrica podían haber salido las botellas que se les mostraron. La gente del vulgo se persuadió que eran del diablo, y que tan rara aventura sólo podía ser obra de los brujos o de los aparecidos; las mismas personas instruidas, crédulas también, no sabían qué pensar. No tardó mucho la policía en descubrir el motivo de tan singular aventura, y bien pron­to se supo que los mágicos, los aparecidos, los demonios, no eran sino los habitantes de la casa, ayudados de un físico que por medio de la electricidad y de un agujero impercep­tible, hecho en la pared de la vecina habita­ción, lograban hacer mover a su placer los muebles de la casa embrujada. Tenían por ob­jeto impedir al propietario que la vendiese, y vengábanse al propio tiempo de una persona de la cual creían tener motivos de queja (1). Madame de Genlis refiere en sus Memo­rias (2) que cuando marchó su esposo a su regimiento, su tía quiso de todos modos ha­cerla preparar un aposento en su casa, y le preguntó si tendría miedo de habitar en el cuarto bajo. Entonces madame de Genlis (lo dice ella misma), para probar su valor, entró en él, seguida de un criado que llevaba en la mano dos candeleros encendidos; pero apenas abrió la puerta de la antesala, dio un paso hacia atrás arrojando un agudo grito. Acaba­ba de sentir distintamente en su rostro el frío de una enorme mano helada y cayó desvane­cida. Su tía, al verla en este estado, la hizo varias preguntas, pero en vano; poco después, habiendo entrado el criado en la sala con las luces, dio la explicación de este pretendido prodigio. Era un naranjo seco colocado al lado de la puerta, del cual una rama había pegado contra su cara.

El parlamento de Burdeos tuvo necesidad de consultar a los teólogos para averiguar si una casa de aquella ciudad estaba infestada de espíritus malignos, y sobre su respuesta afirmativa, por sentencia de 1595, pronunció la cesación del arrendamiento. Véase Alosan-dro, Atenodoro, Ayola, Bolacre, Salas infes­tadas, Aparecidos, etc.

 

(1) M. salgues, “De los errores, etc.”

(2) Tomo II, p. 53

 

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GOULEHO, demonio

GOULEHO

Demonio de la muerte entre los habitantes de las islas de Amis.

Gobierna una especie de reino sombrío en donde habi­tan las almas.