BASILIO VALENTINO Célebre alquimista que ocupa entre los alemanes el mismo lugar que entre nosotros Nicolás Flamel. Su vida está mezclada de tamañas fábulas que algunos creen que jamás ha existido y algunos le hacen vivir en el siglo XII, otros en el XIV y aún en el xv. Añádese que era benedictino en Erfurt. Con sus experimentos químicos descubrió el antimonio, unos cerdos que comieron de este residuo de metal, engordaron prodigiosamente; Basilio le hizo tomar a los monjes, y reventaron.
Cuéntase que mucho tiempo después de la muerte de este benedictino, se abrió como por milagro una de las columnas de la catedral, encontrándose dentro de ella sus libros sobre la alquimia. Las obras de Basilio, o a lo menos las que llevan su nombre, están escritas en alemán, del que fueron traducidas al latín y algunas del latín al francés. Los adeptos buscan principalmente de él el Azoth o Aurilia; Philosophorum, impreso en Francfort el año de 1613, y traducido al francés en 1660; Las doce llaves de la Filosofía del hermano Basilio Valentino, tratando de la verdadera Medicina metálica; Apocalipsis químico, impreso en Herfurd el año de 1624; La revelación de los misterios de las tinturas esenciales de los siete metales y de sus medicinales virtudes, impreso en París en 1646; Del Microcosmo, el gran misterio del mundo y de la Medicina del hombre, impreso en Marpurg el año de 1609; El tratado químico filosófico de las cosas naturales y sobrenaturales, de los minerales y metales, impreso en Francfort el año de 1676, y la Aliografía, de la preparación, del uso y virtudes de todas las sales minerales, animales y vegetales, sacadas de los manuscritos de Basilio Valentino por Antonio Sal-mincio, impreso en Bolonia el año de 1644. La mayor parte de estas obras han hecho adelantar mucho a la química útil.