EJEMPLO DE LA ESTRECHEZ O PEQUEÑEZ
DE LA MATRIZ
TAMBI É N se forman monstruos debido a la estrechez del cuerpo de la matriz, del mismo modo que vemos que una pera unida al árbol, colocada en un recipiente estrecho antes de que crezca, no puede alcanzar su desarrollo completo; esto lo saben también las señoras que crían perrillos en cestas pequeñas o en otros recipientes estrechos, para impedir su crecimiento. Del mismo modo, la planta que nace del suelo, al encontrar una piedra u otro objeto sólido en el lugar en el que brota, se tuerce, engorda por un lado y es débil por otro; igualmente, los niños salen del vientre de su madre monstruosos y deformes. Pues dice [Hipócrates] que un cuerpo que se mueve en lugar estrecho, por fuerza, ha de volverse mutilado y defectuoso. De modo semejante, Empédocles y Dífilo lo han atribuido al exceso o al defecto y corrupción del semen, o a la mala disposición de la matriz; lo que puede ser cierto por analogía con las cosas fusibles, en las que, si la materia que se quiere fundir no está bien cocida, purificada y preparada, o si el molde es desigual o está mal dispuesto por cualquier otra causa, la medalla o efigie que sale de él es defectuosa, fea y deforme.
EJEMPLO DE LOS MONSTRUOS QUE SE FORMAN
POR HABER PERMANECIDO LA MADRE DURANTE
DEMASIADO TIEMPO SENTADA, CON LOS MUSLOS
CRUZADOS, O POR HABERSE VENDADO Y APRETADO
DEMASIADO EL VIENTRE DURANTE SU EMBARAZO
A. veces sucede también, accidentalmente, que la matriz es bastante amplia por naturaleza, pero que la mujer encinta, por haber permanecido casi siempre sentada durante el embarazo y con los muslos cruzados, como lo hacen con frecuencia las modistas o las que realizan labores de tapicería sobre sus rodillas, o por haberse vendado y oprimido en exceso el vientre, los niños nacen encorvados, jorobados y contrahechos, y algunos con las manos y pies torcidos, como lo ves en esta imagen [Fig. 29].
Imagen de un prodigio, un niño petrificado que fue hallado en el interior del cadáver de una mujer en la ciudad de Sens, el 16 de mayo de 1582, teniendo ella sesenta y ocho años, y después de haberlo llevado en su vientre durante el tiempo de veintiocho años [Fig. 30]. El niño estaba casi totalmente recogido en una bolsa pero aquí está representado en toda su longitud, para mostrar mejor el aspecto entero de sus miembros, a excepción de una mano, que era defectuosa.
Esto puede confirmarse con el testimonio de Matías Cornax, médico de Maximiliano, rey de romanos, quien relata que asistió en persona a la disección del vientre de una mujer, que había llevado a su hijo en la matriz por espacio de cuatro años. También Egidius Hertages, médico en Bruselas, menciona a una mujer que llevó en sus flancos, durante trece años cumplidos, el esqueleto de un niño muerto. Johannes Langius, en la epístola que escribe a Aquiles Bassarus, da también testimonio de una mujer, procedente de un pueblo llamado Eberbach, que expulsó los huesos de un niño muerto en su vientre diez años antes.