Friedrich Gustav Max Schreck nacio en Berlin el 11 de junio del 1879, algunos dicen que murio en Munich el 20 de febrero de 1936, pero otros, pensamos que sigue caminando durante las noches en las calles de la vieja Europa, fijando sus gigantes ojos en el cuello de alguna paseante desvelada.
Max fue un actor, un gran actor, lamentablemente la mayoria de filmografia se ha perdido, pero su pelicula mas importante, en la que descubrimos su esplendor y su oscuridad fue la genial Nosferatu dirigida en 1922 por F.W. Murnau donde protagonizo al Conde Orlok, uno de los vampiros mejor personalizados en la historia del cine y desde ese punto comienza la leyenda.
Comenzamos con su nombre, algo llamativo, Schereck en aleman se traduce como "miedo" algo que solia sentir cualquiera de los actores o extras del film al cruzarlo o tenerlo cerca.
Durante la filmación nunca comia con sus compañeros, ni siquiera en las fiestas de presentación del film, no se alojo nunca en los hoteles de la compania ademas se movía en un transporte propio manejado por un gitano llamado Melalo con el cual solo hablaba Romani.
Si se fijan en la pelicula no permitio que lo filmen bajo la luz solar aludiendo que sufria Erupcion Polimorfa Luminica (un extranio
tipo de alergia al sol que padece uno de cada diez millones de habitantes) si la toma era diurna tenían que utilizar enormes focos filtrados que debian mover de un lado al otro creando un caos para los iluminadores de esa época.
Ademas dado el absoluto desconocimiento sobre su pasado no se entendia porque Murnau lo eligió para protagonizar la película, en uno de los momentos del film en el cual Schereck mordio realmente a Greta Schroder su víctima, tanto en la ficción como en la realidad, quien tuvo que ser internada luego de esa escena y reemplazada por una extra, esta actitud marca claramente porque la eleccion del director.
Durante la filmación desaparecieron 4 empleados de los cuales uno era el encargado de iluminación quien tuvo grandes discusiones con Schereck debido sus manías sobre las tomas diurnas.
Todo esto alimento un mito o confirmo una realidad, dependiendo de nuestro punto de vista.
Por nuestro lado, si visitamos la parte norte de Berlin en una noche de niebla, preferimos ir acompañados,