Demonio reverenciado por los antiguos habitantes de Prusia, que le consagraban la cabeza de un difunto y quemaban grasa en honra suya.
Este demonio se mostraba en los últimos momentos de algún sujeto de importancia; si no se le apaciguaba se mostraba por segunda vez, y si se le daba el trabajo de aparecerse la tercera, sólo se le podía apaciguar derramando sangre humana. Cuando Picollo estaba contento, oíasele reír dentro del templo.