Agripa dice que para invocar al diablo y obligarle a aparecer se sirve de estas palabras mágicas:
Dies mies, jesquet benedo efet douvema enitemaus!
Como estas palabras no son difíciles de pronunciar, es fácil de hacer la prueba.
Pero Pedro Lelo-yer dice que los que tienen pecas en la cara no pueden hacer venir los demonios aunque los invoquen. Véase Evocaciones y conjuros.