GRILLANDO (Pablo) Castillán, autor de un tratado de maleficios, publicado en Lyon, año de 1555, de un tratado de sortilegios, de las Lamias, del tormento, etc., año de 1536, en Lyon, y de algunas otras obras de esta clase; cuenta que un abogado que estaba ligado por un maleficio que ningún secreto ni médico podía deshacer, recurrió a un insigne mágico que le hizo tomar antes de dormirse cierta poción, diciéndole que se acostase sin hacer la señal de la cruz y que no se asustase de nada. Cerca las once y media de la noche, el marido oyó los mugidos de una violenta tormenta acompañada de rayos y terremotos; creyóse al principio que le iba a caer la casa encima; mas oyó luego grandes gritos y lamentos de muchas personas y habiendo lanzado una ojeada por la parte donde oía el ruido, vio en su aposento más de mil personas que se magullaban a puñetazos y coces, desollándose a mordiscones y arañazos, entre las cuales reconoció a cierta mujer de una aldea vecina, que se tenía por bruja y de quien sospechaba haberle dado aquel mal, la cual era la que se quejaba más, habiéndose por sí misma arrancado los cabellos y arañado el rostro. Acordóse de los consejos del mágico y tuvo siempre la cabeza de su mujer metida dentro la sábana para que no viese nada de este misterio que duró hasta medianoche, a cuya hora el maestro brujo entró y desapareció todo; hizo algunas fricciones al pobre marido, diciendole que estaba ya curado, y así fue en realidad.