DEMONOLOGIA

Satanas

SATANAS Demonio de primer orden, jefe de los demonios y del infierno según los teólogos; demonio de la discordia según los demonómanos, príncipe revolucionario y jefe del partido de la oposición en el gobierno de Belzebut. Cuando los ángeles se rebelaron contra Dios.

Satanás gobernador entonces de una porción del Norte del cielo, se puso al frente de los rebeldes ; fue vencido y precipitado al abismo donde gobernó pacíficamente hasta el día, desconocido por nosotros, en que Belzebut, logró destronarle y reinar en su lugar, lo que probablemente está haciendo aún hoy día; y como Satanás lo pone todo en juego para recobrar su corona, la que seguramente no le place de ver en las sienes de otro, los historiadores, lisonjeros como de costumbre, le tratan de rebelde para adular al príncipe reinante. Miltón dice que Satanás por su estatura se parece a una torre, y en otro lugar la fija a unos cuarenta mil pies.

DEMONOLOGIA

Infierno

INFIERNOS Los antiguos, la mayor parte de los modernos y sobre todo los cabalistas, colocan el infierno en el centro de la tierra. El doctor Surinden en sus indagaciones sobre el fuego del infierno pretende que éste se halla en el sol, porque el sol es el fuego eterno. Algunos han añadido que los condenados mantienen este fuego en una continua actividad, y que las manchas que se ven en el disco de aquel planeta después de las grandes revoluciones y catástrofes, las producen el gran mero de gentes que allá se envían…
Según Milton, el abismo donde fue preci talo Satanás está a tanta distancia del ci como tres veces el centro del globo de la tremidad del polo. Puédese calcular esta tancia: el sol, que está en el centro del m do, dista de Saturno, el planeta conocido r lejano en tiempo de Milton, 330.000.000 leguas ; de suerte que el infierno dista del cs
lo 990.000.000 de leguas (1).
El infierso de Milton es un enorme globo, rodeado de una triple bóveda de fuego devorador, y está colocado en el seno del antiguo caos y de la noche informe. En él se ven cin• co ríos : el Estigio, execrable manantial consagrado al odio; el Aqueronte, río negro y profundo habitado por el dolor; el Cocito, llamado así por los penetrantes y lastimeros gemidos que en sus fúnebres orillas resuenan; el ardiente Flegeton, cuyas corrientes preci. pitadas en torrentes de fuego conducen a los corazones la rabia y la cólera, y, en fin el tranquilo y apacible Leteo, que pasea sus silenciosas aguas en cauce serpentino y tortuoso.
Extiéndese más allá de este río una zona desierta, oscura y helada, incesantemente ata• cada por las tempestades y por un diluvio de enorme granizo, que en *vez de derretirse al caer, ,se levanta en montones, semejante a los ruinosos restos de antigua pirámide. El frío produce allí los efectos del fuego, y el aire helado que se respira quema y abrasa. Horribles pozos y abismos de perpetua nieve helada rodean este lugar de padecimientos e infortu• nios. Allí es a donde los réprobos son arras•’ trados en determinado tiempo por las furias en sus alas de arpías. Sienten sucesivamente los malvados los tormentos de las dos extre• midades de temperatura, tormentos que por su rápida sucesión son aún mucho más espantosos. Arrancados de su lecho de fuego devorador, son arrojados encima de montones de hielo; inmóviles, casi sin sentido, son lívidos y cárdenos sus miembros, su frío es como el de una fiebre consumidora, que hiela y abrasa a la par, y de este lugar tan horrible son de nuevo arrojados en medio del brasero infernal. Así pasan continuamente de uno a otro, ambos a cuál más horroroso, y para colmarto cada vez atraviesan el Leteo ; bien se esfuerzan, al pasarlo esperan la onda encantadora; sólo una gota desean de ella, pues bastaría una sola para hacerles perder el dulce olvido el sentimiento de todos sus males. ¡Ay de mí, cercanos están a este momento de eterna felicidad!, pero vanos son sus esfuerzos, el destino lo prohibe. Medusa, con sus terribles y penetrantes miradas y con su cabeza herizada de culebras, se opone, y así, bien como aquella que tan en vano perseguía Tantalo, el agua fugitiva huye de los labios que con tanto afán desean.
A la entrada de los infiernos se ven dos figuras horrorosas: una que representa a una mujer hermosa hasta la cintura y termina por una larga cola de serpiente, retortijada en grandes anillos cubiertos de dura escama, y armada en su extremo de un venenoso y mortal aguijón. Alrededor de sus riñones tiene atado, con una gruesa cadena, un enorme perro con siete cabezas, que abriendo continuamente sus anchas gargantas de cerberos, hiere los aires con los más espantosos ahullidos. Este monstruo es el Pecado, hijo sin madre, salido de la mente de Satanás; en su poder están las llaves del infierno. La otra figura (si así se puede llamar a un espectro informe, a un fantasma que carece de substancia y de miembros), negra como la noche, fiera como las furias, terrible como el infierno, agita en sus manos un terrible dardo, y al parecer su cabeza tiene la apariencia de una corona real. Este monstruo es la Muerte, hija de Satanás y del Pecado. Tal es el infierno de Milton,

Luego que el hombre se hizo culpable, la Muerte y el Pecado construyeron un sólido y largo camino sobre el abismo. Su inflamada boca recibió pacientemente un puente, cuya extraordinaria longitud se extendió desde la orilla de los infiernos hasta el más lejano punto de este frágil mundo. Con auxilio de esta comunicación los espíritus malignos pasan y recorren la tierra para corromper a los hombres.
Y si la morada de los réprobos es tan horrorosa, sus habitantes no lo son menos. Cuando con ronco y lúgubre sonido la infernal trompeta llama a los moradores de las eternas sombras, el Tártaro se estremece en sus negros y profundos abismos; el aire tenebroso responde con prolongados gemidos (1) . Al momento los poderes del abismo corren con precipitados pasos; ¡ cielos, cuán espantosos y horribles son estos espectros!, el terror y la muerte habitan en sus ojos; algunos con figura humana tienen los pies de animales feroces, y sus cabellos están entrelazados con culebras.
Se ven inmundas arpías, centauros, esfinges, gorgonas, que ahullan y devoran ; hidras, pitones y quimeras que vomitan torrentes de llamas y humo ; mil monstruos, los más extraordinarios y horribles que jamás haya podido soñar humana imaginación, están unos con otros confundidos y colocados a derecha e izquierda de su sombrío monarca. Sentado en medio de ellos, tiene en la mano un cetro tosco y pesado ; su soberbia frente, armada de largos cuernos, es mayor que la roca más inmensa. Calpe y el desmesurado Atlas serían, al lado del jefe de las inflamadas regiones, unas pequeñas colinas (2).
Una horrible majestad retratada en su feroz semblante, acrecienta el terror y redobla su orgullo. Su mirada, tal como un funesto corneta, brilla con el fuego de los venenos de que están henchidos sus ojos. Una barba larga, espesa y encrespada, le cae sobre su, velludo pecho; su boca, de la que se despren- den gotas de sangre impura, se abre como un vasto abismo y exhala un aliento corrompido y venenoso envuelto en torbellinos de llamas y humo, que se precipitan como del cráter del Etna los torrentes de llamas y betunes. Al eco de su voz terrible el abismo tiembla, Cerbero calla aterrado, la hidra enmudece, el Cocito detiene el curso de sus aguas.
Todas estas pinturas son hijas tan sólo de la imaginación de los poetas. Difícil, sino imposible, sería el referir las opiniones que del infierno se han formado los diferentes pueblos ; basta sólo decir que son muy diversas y a cuál más extravagante.
Dante coloca la boca del infierno debajo de Jerusalén y la forma de éste es semejante, dice, a un coro puesto al revés. El espacio que se encuentra entre la puerta del infierno hasta el río Aqueronte se divide en dos partes; en la primera están las almas de todos los que vivieron sin reputación; en la segunda los niños muertos antes del bautismo, cuyas sombras arrojan continuos gritos. Bien podríamos transcribir aquí todas las descripciones que este poeta nos ha hecho del infierno, pero no lo hacemos porque bastan ya las que acabamos de trasladar.

(1) El Tamo.
(2) Milton da a Satanás 40.000 pies de altura.

DEMONOLOGIA

Haborum o Haborimo

Demonio de los incendios.

Duque de los infiernos, que se deja ver a caballo de una vibora con tres cabezas, una de serpiente, otra de hombre y la tercera de gato.

Lleva en la mano una antorcha encendida y manda veitisiete legiones.

Es el mismo que Any.

ALQUIMIA, DEMONOLOGIA

Heinrich Cornelius Agrippa von Nettesheim. Conelio Agripa, Parte II

No se puede negar, dice Thebet, que Agripa fuese iniciado en la más fina y execrable magia y que esto lo veían y sabían todos. Era tan diestro, que con sus manos gotosas y corvas agarraba tesoros que muchos valientes capitanes no podían ganar con el ruido de sus armas, ni el furor de los combates. Compuso el libro de la filosofía oculta censurada por los cristianos, por el cual fue echado de Flandes, donde no pudo jamás volver a entrar. Así es que tomó el camino de Italia, que emponzoñó de tal suerte, que muchas gentes de bien le persiguieron aún ; y no le quedó otro recurso que retirarse a Dole. Finalmente, fuese a Lyon, ya sin poder alguno, donde empleó todos los medios para poder vivir meneando lo mejor que podía la punta de su bastón; pero ganaba tan poco que murió en una mezquina buhardilla aborrecido de todo el mundo y detestado como un mágico maldito, porque continuamente llevaba en su compañía un diablo, bajo la figura de un perro negro.
Pablo J’ove añade, que estando cercano a la muerte y exhortándole a que se arrepintiese, quitó a aquel perro que era su demonio familiar, un collar guarnecido de clavos que formaban inscripciones nigrománticas, y le dijo: Vete, desdichada bestia, tú eres quien me has perdido, y que entonces el perro emprendió al momento la fuga hacia el río Saona, en el que se tiró de cabeza y no volvió a aparecer.
Wierio, que fue discípulo de Agripa, dice que, en efecto, este grande hombre apreciaba mucho a los perros y que constantemente se veían dos en su estudio, de los cuales el uno se llamaba señor y el otro señorita, y se supone que estos dos perros eran diablos disfrazados. Si Credillon, que quería tiernamente a estos animales, hubiese vivido en el siglo xvi, sus perros se lo habrían hecho pasar muy mal; y San Roque tiene a dicha estar en el calendario, que de otra manera también se hubiera tenido el suyo por demonio. En los buenos tiempos pasados era generalmente tenida por prueba cierta de ser uno brujo e íntimamente aliado con el diablo, el vivir retirado o mostrar afición a un animal cualquiera.
Es además un consuelo para los tontos, el poder rebajar o envilecer a un hombre a cuya altura no pueden llegar. En los siglos de la ignorancia y anterior al restablecimiento de las letras, dice el sabio Naudé, aquellos que se complacían en cultivarlas se reputaban Gramáticos y Herejes: los que penetraban más que los otros en las causas de la naturaleza, pasaban por irreligiosos; los que entendían la lengua hebrea, se tomaban por judíos y los que buscaban las matemáticas y las ciencias menos comunes, se sospechaba fuesen encantadores o mágicos (1).
Verdad es también que Agripa sentía curiosidad por las cosas extrañas. Gustábanle las paradojas, y su libro sobre la vanidad de las ciencias, que es su obra maestra, lo comprueba; pero él declama en este libro contra la magia y las artes supersticiosas. Dícese que ejercía la medicina empírica; Luisa de Saboya, madre de Francisco I, le nombró su médico y quiso también que fuese su astrólogo, a lo que se negó. Sin embargo, supónese que predijo al Condestable de Borbón sucesos contra la Francia: posible es que esta cabeza encerrase alguna dosis de extravagancia. Su obra de la filosofía oculta, le hizo acusar de magia y pasó un año en las prisiones de Bruselas, de las que le sacó el arzobispo de Colonia, que había aceptado la dedicatoria de este libro, en el que vio bien que el autor no .era brujo. Ha compuesto también un comentario, In artem brevem Raimondi Lullii..
Pero lo que más que otra cosa alguna lo hizo pasar por mágico es que veintisiete años después de su muerte, se le atribuyó un cuaderno de ceremonias mágicas y supersticiosas que se dio por el libro cuarto de su Filosofía oculta, y que no es otra cosa que una colección de fragmentos recogidos de Pedro, de Apoda, de Pictorio, de Tritemo y otros empíricos.
Probaríase también si fuese menester cuán lejano estaba Agripa del charlatanismo de los brujos recordando que en todo el tiempo que permaneció en Metz ejerciendo las funciones de Síndico o abogado general, se levantó enérgicamente contra la requisitoria de Nicolás Sabin, inquisidor de la fe que quería hacer quemar como a bruja a una joven paisana a quien absolvió Agripa, debiéndole su salva- ción.
“Agripa, dice Delancre, compuso tres libros algo voluminosos, de la magia demoníaca, pero confesó que jamás había tenido comercio alguno con el demonio, y que la magia y la brujería (menos los maleficios) consistían únicamente en algunos prestigios de que se vale el espíritu maligno para engañar a los ignorantes.” Delancre cuenta también de diverso modo que los otros la muerte de Agripa: “Este miserable, dice, fue tan cegado del diablo, a quien se había sometido, que aunque conoció muy bien su perfidia y artificios, no los pudo evitar estando tan enmarañado en las redes del diablo, que le llegó a persuadir que si quería dejarse matar, la muerte no tendría poder alguno sobre de él, y que le resucitaría y haría inmortal; lo que le sucedió al revés, porque habiéndose mandado Agripa cortar la cabeza, seguro de esta falsa experiencia, el diablo se mofó de él, y no quiso (pues tampoco no podía) volverle a la vida para dejarle medios de deplorar sus crímenes.”
Sin embargo, la opinión de que Agripa no es muerto, se ha esparcido en ciertas provincias, y ved ahí una anécdota que dará a conocer algunas ideas populares a las que dio lugar este gran mágico:
“llame acontecido una aventura tan extraña que os la voy a contar. Sabréis que ayer, cansado de la atención con que había leído un libro de prodigios, salí a paseo para desvanecer las ridículas impresiones de que estaba lleno mi espíritu. Internéme en un bosquecillo obscuro, por el que avancé cerca de un cuarto de hora. Percibí entonces un mango de escoba que venía a colocarse entre mis piernas, y sobre el que me encontré a horcajadas, y al momento advertí que volaba por el vacío del aire. No sé qué camino hice en esta cabalgadura; pero sé que me hallé sobre mis pies en medio de un desierto, donde no encontré ningún camino. Sin embargo, resolví penetrar y reconocer el sitio, pero me fue imposible ir contra el aire y mis esfuerzos me probaron que no podía pasar adelante.
“Finalmente, fatigado a lo sumo, caí sobre mis rodillas y lo que me admiró fue el haber pasado en un momento de mediodía a medianoche. Veía lucir las estrellas del cielo con un fuego azulado; la luna estaba en el lleno, pero mucho más pálida que de costumbre; eclipsóse tres veces y otras tantas traspasó su círculo; el viento estaba en calma, las fuentes enmudecidas, todos los animales no tenían otro movimiento que el necesario para temblar; el horror de tan profundo silencio reinaba por todas partes y por doquier parecía esperar la naturaleza una gran aventura.
“Mezclaba mi temor a aquel de que me parecía agitada la faz del horizonte, cuando a la luz de la luna vi salir de una caverna a un alto y venerable anciano vestido de blanco, su cara atezada, cejas velludas y levantadas, el ojo espantador y la barba echada por encima los hombros: llevaba en la cabeza un sombrero de verbena y en la espalda una cintura de heleño de mayo trenzado: sobre su corazón encima la ropa llevaba pegado un murciélago casi muerto, y alrededor del cuello una argolla sujetando siete diferentes piedras preciosas, cada una de las cuales llevaba el carácter del planeta que la dominaba.
“Vestido con este misterio, llevando en la mano izquierda un vaso triangular lleno de rosado y en la derecha una varilla de saúco en savia, herrado uno de sus extremos con una mezcla de todos los metales, besó el pie de su gruta, se descalzó, pronunció refunfuñando algunas palabras obscuras, y se acercó a reculones a una gran encina, a cuatro pasos de la cual formó tres círculos el uno dentro del otro. La naturaleza obedeciendo las órdenes del nigromántico, tomaba temblando las figuras que quería trazar, grabó los nombres de los espíritus que presidían el siglo, el año, la estación, el mes, el día y la hora, lo que hecho colocó su vaso en medio de los círculos, le descubrió, puso un cabo de la varilla entre sus dientes; recostóse con la cara hacia el oriente y se adormeció.
“En medio de su sueño percibí que caían en el vaso cinco granos de helecho, que tomó al despertarse, metiendo dos en sus orejas, uno en su boca, el otro dentro el agua y lanzó el quinto fuera de los círculos. Apenas salió de su mano, que ya le vi rodeado de un millón de animales de mal agüero. Tocó él con su varilla una lechuza, una zorra y un topo, que entraron en los círculos lanzando un formidable grito, les abrió el pecho con un cuchillo de cobre, luego les sacó el corazón que envolvió con tres hojas de laurel y que se tragó, haciendo en seguida largas fumigaciones. Mojó un guante de pergamino virgen en una palangana llena de rocío y sangre, púsose este guante en la mano derecha y después de cuatro o cinco aullidos terribles empezó las evoca- ciones.
“Casi no meneaba los labios, y sin embargo oí en su garganta un ruido igual a muchas voces mezcladas. Levantóse de tierra a la altura de un medio pie, y de cuando en cuando fijaba la vista en la uña del pulgar de su mano izquierda; tenía la cara inflamada y sufría mucho.
“Después de muchas horribles contorsiones, cayó gimiendo sobre sus rodillas, pero al momento que hubo articulado tres palabras de cierta oración, hecho más fuerte que un hombre, sufrió sin vacilar las violentas sacudidas de un horroroso viento que soplaba contra él. Este viento parecía destinado para hacerle salir de los tres círculos ; los que volvieron continuamente en su alrededor. Siguióse a este prodigio un granizo rojo como de sangre, y a este granizo sucedió un torrente de fuego acompañado de truenos.
“Una luz brillante disipó por fin estos meteoros, y en el centro se apareció un joven con la pierna derecha sobre una águila y la izquierda sobre un lince y quien dio al mágico tres botellas no sé de qué licor, presentándole el mágico tres cabellos, uno arrancado de la frente y los otros dos de las sienes, sacudióle la fantasma con un pequeño palo que traía, en la espalda, y luego desapareció todo.
“Volvió después el día e iba a ponerme en camino para llegar a mi población, cuando habiéndome reparado el brujo se me acercó y aunque andaba a paso lento, estaba junto a mí antes que le viese menear. Extendió sobre mí una mano tan fría, que la mía permaneció aterida por mucho tiempo; no abrió los ojos ni la boca y con este profundo silencio me condujo a través de ruinas, bajo las de un viejo castillo inhabitado, en que los siglos desde mil años ha que trabajaban para hundir los salones en las bodegas.
“Al momento que hubimos entrado: “Puedes alabarte, me dijo dirigiéndoseme, de haber contemplado cara a cara al brujo Agripa, cuya alma por (Metempsicosis) es la que en otro tiempo animaba al gran Zoroastres, príncipe de los Bactrianos.
” “Hace cerca de un siglo que he desaparecido de entre los hombres, y me conservo aquí por medio del oro potable, en una salud jamás interrumpida. Cada veinte años tomo una porcioncita de esta medicina universal que me rejuvenece y restituye a mi cuerpo lo que ha perdido de sus fuerzas. Si has observado las tres botellas que me ha entregado el rey de las salamandras, la primera está llena de él, la segunda contiene el polvo de proyección y la tercera el aceite de talco.
” “Además, me debes estar agradecido, pues que de entre todos los mortales, te he escogido para asistir a los misterios que solamente cada veinte años celebro.
” “Con mis hechizos envío, cuando me place, la esterilidad o la abundancia; yo promuevo las guerras, suscitándolas entre los genios que gobiernan los reinos; enseño a los pastores el padrenuestro del lobo; enseño a los adivinos el modo de volver el cedazo; hago correr los fuegos fatuos; exijo a las hadas a danzar a la luz de la luna; guío a los jugadores a buscar el trébol de cuatro hojas, bajo la horca; envío por la noche los espíritus fuera del cementerio, a pedir a sus herederos el cumplimiento de los votos que hicieron al tiempo de morir; hago encender a los ladrones candelas de gordura de ahorcado, para adormecer los huéspedes, mientras ejecutan el robo; doy el doblón volador, que cuando se emplea salta de nuevo a la faltriquera; regalo a los postillones los látigos que hacen ir y volver de Orleans a París en un día; hago poner de arriba a abajo en una casa por los duendes, las botellas, los vasos, los platos, sin que nadie lo vea y sin romperse nada; enseño a las viejas a curar las fiebres con palabras; despierto a las aldeanas la víspera de San Juan para que cojan su yerba en ayunas y sin hablar; enseño a las brujas a volverse lobos; ahogo a los que leen un libro mágico sin saberlo, haciéndome venir y no dándome nada, regresando pacíficamente de aquellos que me dan un zapato, un cabello o una paja; enseño a los nigrománticos a deshacerse de sus enemigos haciendo una figurilla de cera y punzándola o arrojándola al fuego para hacer sentir al original lo que hacen sentir a su imagen, enseño a los pastores a atar la agujeta el día de las bodas; hago sentir los golpes a las brujas con tal de que se las azote con un palo de saúco ; finalmente yo soy el diablo Vauvert, el judío errante, y el gran cazador del bosque de Fontainebleau…”
“Dichas estas palabras desapareció el mágico, los colores de los objetos se desvanecieron… y me encontré sobre mi cama temblando aún de miedo… Conociendo que toda esta larga visión sólo había sido un sueño…, que me había dormido leyendo un libro de negros prodigios y que un sueño me había hecho ver todo el cuento explicado.”

(1) Entiéndase todo esto que siempre hay y ha habido sus excepciones.

DEMONOLOGIA

Scox o Chax

Demonio, duque y marques de los infiernos que tiene la vos ronca, es embustero y se presenta en forma de cigüeña,

 

Manda 30 legiones . Es un insigne ladron.

DEMONOLOGIA

Ipes o Ayperos

Demonio, principe y conde del infierno.

Aparece bajo la forma de un angel y algunas veces con la forma de un Leon, con cabeza y patas de ganso y una cola de liebre. Conoce el pasado y el porvenir, da talento y audacias a los hombres.

Manda 36 legiones.

DEMONOLOGIA

sucubo o succubus

Demonios que toman forma de mujer y buscan a los hombres, su encargada en la corte infernal de la orden de la mosca, y Princesa es Lilith.

A finales del siglo VXII, encontramos la creencia de que el diablo pueda transformarse en una hermosa doncella (succubus) y copular con un hombre y quedarse con el esperma.

DEMONOLOGIA

SUCUBOS

El demonio del viernes, y está representada en forma de mujer desnuda de pecho para arriba, cuyo cuerpo termina con una cola de serpiente. En la magia medieval, a veces también es llamada Astaribo.. Luego convertirse en hombre (sucubus) y preñar a una mujer. El tiempo que transcurre necesariamente entre estas dos operaciones explica por qué el esperma del diablo es helado, como leemos en los más importantes tratados de demonología de la época, y como se desprendía acordemente de los testimonios de las brujas.
En el campo médico psicológico se define “sucubos” como un sueño de contenido angustioso, que presenta tres características principales, así como otras secundarias, no siempre presentes. En primer lugar, se manifiesta mediante una sensación de terror mortal; en segundo lugar, el durmiente sufre una fuerte sensación de opresión y asfixia en el pecho; finalmente, tiene la sensación de estar completamente paralizado, sin ninguna capacidad de moverse. Se pueden producir además poluciones involuntarias, palpitaciones, sudoraciones frías, y así sucesivamente. Puesto que a menudo esta experiencia angustiosa se relaciona en el sueño con algún ser monstruoso que sale del pecho del durmiente amenazando con matarlo, la causa del sucubos se ha atribuido desde la antigüedad a la acción de seres demoníacos reales.
Estos seres han tomado aspectos varios y formas más o menos definidas en las distintas culturas, con nombres diferentes: el Efialtes griego, el incubus latino, los alemanes ALP y MARA, el azteca CHIUTETEO, el australiano Mrart, el sudamericano Anhanga y así sucesivamente. Por otra parte, del hecho de que a menudo el íncubo se manifiesta también en relación con fenómenos sexuales, ha surgido la particular creencia de que los sueños sexuales corresponden a experiencias reales provocadas por espíritus de categoría semidemoníaca. Paracelso afirmaba que era el flujo menstrual el que producía los fantasmas lujuriosos y consideraba los conventos de monjas verdaderos viveros de sucubos. El padre Pietro Sinistrari, por su parte, consideraba que los íncubos no eran causados por verdaderos demonios, sino por seres intermedios entre el hombre y el ángel.

DEMONOLOGIA

Leviatan

Gran admirante de los infiernos, gobernador de las regiones marítimas de Belzebuth o Bezebu,.

Wierio, lo llama el gran embustero, no siguiendo este las sagradas escrituras. Hase , se intereso por su poder de poseer  en todos los tiempos, a las mujeres principalmente y a los hombres que corren el mundo.  Les enseña a mentir e imponer a las gente

Es tenaz , firme en su puesto y difícil de exorcizar. Llamese también Leviathan a un pez fabuloso, que los rabinos dicen estar destinado para la comida del mesías. Este pez es monstruoso, se traga entero de una sola vez a otro pez, que  sinembago de ser menor que este no deja de tener tres leguas de largo. Todas las aguas lleva encima Leviathan.

Dios al principio crió dos, uno macho y otro hembra, pero temiendo a que se trastornasen a la tierra que llenasen el universo de sus semejantes, Dios mato a la hembra y la puso en salmorra para el convite del mesías.

 

DEMONOLOGIA

Lilith, ama y soberana de los infiernos, princesa encargada de los succubos

Lilith (demonología) Es el nombre de una mujer creada antes que Eva y al mismo tiempo que Adán; a diferencia de Eva, esta no surge de una costilla, sino de la propia tierra. Debido a la aparición de Eva, disputa con Adán y, encolerizada, pronuncia el nombre secreto de Dios, huyendo a continuación para iniciar una carrera demoníaca. Los hebreos la hacen corresponder con la lamía griega, y por ello en la cábala aparece como uno de los archidiablos, el de la impureza.

Lilith
(Hebraísmo). Es indudable que esta figura debe sus orígenes a una tríada de demonios mesopotámicos: Lilu, Lilitu y ARDAT LILI. Los dos primeros son una pareja macho-hembra; la tercera, en cambio, era un demonio femenino a menudo implicado en relaciones con los seres humanos, a los que también causaba enfermedades. Lilith es citada en Isaías XXXIV, 14; la literatura rabínica la describe con alas y pelos fluctuantes. Es la reina de toda una clase de demonios, llamados lilin, particularmente peligrosos para los niños. Según una tradición rabínica, Lilith fue la primera mujer de Adán; de ella tuvo por hijos tres clases de demonios: SHEDIM, Lilin y Rouchin. En cambio, según otras tradiciones rabínicas (pero hay que tener presente que la primera mención escrita de Lilith en esta literatura apenas se remonta al siglo X), Lilith era la esposa de SHAMMAEL. El nombre deriva ciertamente del babilonio Lilitu, que a su vez deriva de /u-/u o /u/ti, lascivia. Según los rabinos, en cambio, habría que remontarlo al hebraico lailah, noche. Otras etimologías propuestas son de lalou, sensualidad, o de lalu, abundar. En la Cábala, Lilith se convierte en el demonio del viernes, y está representada en forma de mujer desnuda de pecho para arriba, cuyo cuerpo termina con una cola de serpiente. En la magia medieval, a veces también es llamada Astaribo.