DEMONOLOGIA

Brujas, JUANA DIBISON y JUANA DE HARD

JUANA DIBISON Bruja presa a la edad de 29 años a quien se había visto danzar va­rias veces en la reunión de brujos, la que de­cía ser un verdadero paraíso, y que los que van a ella encuentran el tiempo tan corto en razón del placer que experimentan, que les sabe mucho mal el salir. Parece que no fue quemada.
JUANA DE HARD Bruja presa a la edad de 56 años, a la que se encontró implicada en el proceso de María Chorropica, por haberla tocado el brazo al salir de la iglesia, dejándole este miembro como a muerto. No podemos decir si fue quemada.
DEMONOLOGIA

Dionisia de LACATLLE .Denyse de Lacaille.

LACATLLE Dionisia de. La ciudad de Beauvais fue en 1612 el teatro escogido por el demonio para verificar en él sus fuerzas. Ciertas monjas, a fin de llamar el agua hacia su molino, se apoderaron de una vieja por­diosera para exorcismo, el diablo cantó un himno en honor de la Virgen María y recitó los nombres de cuarenta y seis compañeros de Belzebut. Las monjas, a fin de entretener a la compañía, cantaban himnos en su favor y cuando entonaron las monjas un responso que empezaba con estas palabras: De beata, el dia­blo exclamó: aquí las tenéis. El día 17 de sep­tiembre, después de haberse celebrado la mi­sa, el hermano Lepot interrogó a la posesa en lengua latina; pero de repente la endemonia­da se elevó del suelo dando gritos y ahullidos espantosos. En seguida evocó de su cuerpo a muchos demonios que salieron diciendo ala­banzas de la Virgen María y del obispo de Beauvais. Por fin, el día 18 del mismo mes, uno de los demonios que revoloteaban por el lugar en forma de moscas, declaró que se iba a terminar pronto la posesión de Dionisia de Lacaille, pues esta mujer había limpiado su casa con la escoba de la penitencia. En efecto, habiéndose empezado los exorcismos por los nombres de san Gil y san Miguel, salieron a la vez sesenta demonios de su cuerpo.

Como el diablo antes de dejar al cuerpo de la posesa había intentado ahogarla, los vica­rios exorcistas lanzaron contra él una sentencia de excomunión con fecha del 12 de diciembre de 1612.
Extracto de la sentencia dada contra los de­monios salidos del cuerpo de Dionisia de La­caille.
Nos, los vicarios de monseñor el obispo de Beauvais, hallándonos informados de que al­gunos demonios y espíritus malignos atormen­taban el cuerpo de cierta mujer llamada Dio­nisia de Lacaille, y resueltos por lo tanto a procurar por todos los medios posibles la eva­sión de dichos malignos y habiendo por lo tanto manifestado al antedicho señor obispo la necesidad que había de poner en planta nuestro proyecto, recurrimos a un venerable religioso dominico, llamado hermano Loren­zo Lepot, a quien el señor obispo revistió de todas las facultades necesarias y nosotros le transmitimos el encargo de hacer los conju­ros, en representación de nosotros mismos, y habiéndose dicho hermano Lepot encargado de la comisión que se le había conferido, hizo los cuales salieron del cuerpo de la paciente una infinidad de demonios, como lo demues­tra el proceso verbal; pero viendo que de día en día volvían a presentarse multitud de dia­blos en el cuerpo de Dionisia, según lo de­mostró la experiencia, y siendo muy patenLe que cierto demonio llamado Lissi había di­cho que estaba aposesionado del cuerpo de la doliente, Nos mandamos, queremos y ordena­mos al dicho demonio Lissi que salga del cuer­po de Dionisia y regrese al infierno sin volver jamás a ocupar el cuerpo de la infeliz, y para aliviar a la acusada de los otros cuatro demo­nios, rogamos, queremos, mandamos y ordena­mos que Belzebut, Satanás, Motelu y Brifaut, los cuatro jefes, como también a las cuatro legiones que están en su poder y cargo, como también a todos los otros que están en el aire, en el fuego, en el agua y en la tierra y otros lugares que tienen todavía algún poder sobre el cuerpo y en el cuerpo de la mencionada Dionisia de Lacaille, comparezcan al momen­to y sin dilación, bajo la misma pena de ex­comunión, que vengan a hablar unos después de otros, y digan sus nombres de modo que se puedan entender, para hacerles poner y re­dactar por escrito, bajo la pena de excomu­nión y castigos infernales.
“En caso de no comparecer al momento en este cuerpo, los ponemos y arrojamos en po­der del infierno, para ser crucificados y ator­mentados más de lo acostumbrado; y en caso de no obedecernos inmediatamente después de haberlos llamado por tres veces, queremos, mandamos y ordenamos que cada uno de ellos de por sí, reciba las mismas penas arriba in­dicadas, tres mil años después del juicio, pro­hibiendo al mismo Lissi y a todos los que ha­brán poseído el cuerpo de la mencionada Dio­nisia, de no entrar en ningún cuerpo, tanto de criaturas racionales como las otras, bajo pena de ser crucificados en el acto de su posesión, con una pena accidental. En seguida el dicho maligno espíritu Lissi antes de salir ha firmado ésta; saliendo Bel­zebut, Lissi se ha retirado al brazo derecho, y Belzebut ha firmado; habiéndose retirado Bel­zebut, apareció Satanás y ha firmado por toda su legión, retirándose a la izquierda; Motelu compareciendo ha firmado por toda la suya, retirándose a la oreja derecha, e inmediata­mente comparece Brifault y ha firmado por la suya.
Firmado, Lissi; firmado, Belzebut; firma­do,Satanás; firmado, Motelu; firmado, Bri­fault.
Beauvais, 12 de diciembre de 1612. El signo y rúbrica de los cinco demonios están inscritas en el original de los autos.

 

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MOTELU,demonio

MOTELU

Demonio que se encuentra citado en el proceso formado contra Denyse de Lacaille.

Véase Lacaille.                 

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DANZA DE MUERTOS

DANZA DE MUERTOS El origen de las danzas de muertos que son objeto de tantas pinturas en Suiza, data de la edad media, y se ha creído en ellas largo tiempo. Al principio veíanse frecuentemente durante los días de carnaval, máscaras que representaban a la muerte; tenían privilegio para danzar con to­dos cuantos hallaban tomándolos de la mano, y el espanto de las personas a quienes forza­ban a bailar con ellas, divirtía en gran manera al público. Bien pronto estas, máscaras conci­bieron la idea de ir a ejecutar en los cemente­rios sus danzas en honor de los difuntos. Los curas recomendaban esta ridicula romería co­mo a muy propia para producir útiles y saludables reflexiones, y se ha visto a los mismos sacerdotes representar sin ningún escrúpulo el personaje de la muerte. Estas danzas así san­tificadas, se hicieron un ejercicio de devoción; iban acompañadas siempre de piadosas senten­cias, y entonces tomaron el nombre de danzas infernales, y muy luego se hicieron pinturas de ellas, las cuales fueron veneradas por el pueblo con respetuosa humildad. Algunos sa­cerdotes imaginaron que haciendo el voto de mandar pintar un cuadro que representase una danza de muertos, se podría librar  de los azotes más terribles. Creyóse ciegamente en este absurdo, y poco se tardó en recurrir a este medio, en las pestes tan frecuentes en aquellos tiempos.

La famosa danza de muertos conocida bajo el nombre de Holbein, fue ejecutada en Bale, en 1435, por orden del concilio reunido en es­ta cuidad. Mandola hacer con ocasión de la peste que asolaba entonces el país: lo cual no impidió que muchos padres del mismo con­cilio dejasen de ser víctimas. Esta pintura he­cha en las paredes de un cementerio, se veía aun en Bale pocos años después, y los aficio­nados a las artes no dejaban de ir a verla. El nombre del célebre pintor Balois, que fue artista sin haber tenido nunca maestro, dio una gran reputación a este cuadro, sin em­bargo de no ser de él, pues que nació este en 1458, sesenta años después de su ejecución.
Desde entonces las danzas infernales se multiplicaron hasta el infinito; y los más há­biles artistas fueron empleados en pintarlas en los vestíbulos de los conventos y en las paredes de los cementerios.
Estos cuadros que costaban muy caros, atraían un enjambre de curiosos que pagaban los gastos por medio de las ofrendas que de­positaban en una caja colocada en la puerta. Todos estos dones voluntarios, hechos muy abundantes, fueron destinados a hacer decir misas para el reposo de las almas del purgatorio. Los frailes y monjas alababan la ca­ridad de los fieles; y para animarles a ella, Oliverio Maillard famoso predicador del siglo XVI , decía en uno de sus sermones: “Las almas del purgatorio oyen el sonido del dinero que vosotros dais para ellas, cuando él caer en el azafate hace tin, tin, tin, y entonen se ponen a reir haciendo “ja, ja, ja, ji, ji, ji y redoblábanse las limosnas para poner a las almas de buen humor.
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CAYET Pedro Víctor Palma

CAYET (Pedro Víctor Palma) Sabio es­critor del siglo xvi. Además de la Cronología novenario y la Cronología septenaria ha deja­do un gran número de obras, todas apreciadas. Sólo citaremos su Historia prodigiosa y la-meiuable del doctor Fausto, gran mágico,traducida del alemán al francés, París, 1603, en 12.°, y la Historia verdadera de cómo el alma del emperador Trajano ha sido librada de los tormentos del infierno por los ruegos y oraciones de san Gregorio el Grande, tradu­cida del latín por Alfonso Ciaconius (Chacon), en 8.°, raro, París, 1607.
Cayet buscó toda su vida la piedra filosofal, si bien no tuvo bastant talento para hallarla; esparcióse la voz de que era mágico; pero pué­dese ver que no pensaba sólo en la magia por la dedicatoria que ha puesto al principio de la historia de Fausto. Los hugonotes, cuyo parti­do había abandonado, le acusaron de haber hecho pacto con el diablo, porque aprendió las lenguas; era esto hacerle una grande injuria, y Bayet se vengó en un libro, en que defendió contra ellos la doctrina del purgatorio (1).
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Dagon, demonio

DAGON
Demonio de segundo orden.
Gran hornero en la corte infernal. Los Filisteo adoraban bajo la forma de un monstruo cabeza de hombre y cola de pescado.
Atribuíanle la invención de la agricultura que a tantos Otros se ha atribuido, no debiendolo ser sino a la necesidad, o al acaso.
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Pactos

PACTO Varios son los modos de hacer pacto con el diablo. Hacésele aparecer, leyen­do las evocaciones del libro mágico y reci­tando las fórmulas de conjuración que se ha­llan en este diccionario o degollando una ga­llina negra en una encrucijada del camino real y enterrándola con palabras mágicas. Cuando el diablo tiene a bien mostrarse; se hace entonces el contrato firmándolo con sangre; y elángel de las tinieblas se aviene a todo, mien­tras se le ponga la acostumbrada condición de abandonarse a él.El conde de Gabalis, que quita los dia­blos su antiguo poder, supone que estos pac­tos se hacen con los gnomos, quienes compran el alma de los hombres, por tesoros que les dan en abundancia; pero para esto se aconse­jan con los huéspedes del sombrío imperio.Ideas tan absurdas, pudieron tener crédito en los tiempos en que el error y estos cuentos eran moda, ahora serían muy mal recibidas, aun en una novela y aún se ha reprendido el autor del Monje algunos trozos de este gé­nero, si bien que tratados con esmerado ta­lento. El pacto de Ambrosio que termina la no­vela puede referirse aquí, pues tiene tanto fundamento como aquellos que se encuentran en las crónicas, y porque da una idea com­pleta de la opinión que entonces se tenía de semejantes tratados con las potencias del in­fierno. El más famoso predicador de Madrid, el egregio Ambrosio prior de los dominicos, su­mergido en el lodazal de la vanidad y el or­gullo, culpable de asesinato y violación; Am­brosio en los calabozos de la inquisición, era preso de los remordimientos y le aterraban los terrores del suplicio. Todo le acusaba y nada le podía justificar. Introdujósele en una sala donde estaban tres inquisidores, palide­ció, al percibir los instrumentos del tormento, mientras que Matilde su cómplice, Matilde que le indujo al crimen estaba en frente de él y hechaba sobre Ambrosio una mirada lángui­da y triste.

La inquisición no pregunta; el acusado lle­vado a ella debe confesar, y si niega, el tor­mento persiste, a pesar de los dolores, en ne­gar, sólo cesa el suplicio cuando este mismo le ha hecho ya insensible. Matilde intimidada no tuvo la tanta audacia; lo confesó todo; acusó a Ambrosio de asesinato, pero declaró que sólo ella era la culpada de brujería; el reli­gioso no había tenido comercio alguno con el diablo. Sus confesiones dictaban su sentencia; condénesela a la hoguera y Ambrosio fue lle­vado de nuevo a su calabozo, en el cual se apoderaron de él todos los terrores. Si se obs­tinaba en negar sus crímenes, el tormento y todos sus horrores le esperaban: si confesaba, encendía el fuego que le había de consumir y a través de esta muerte y suplicios que le ro­deaban, veía brillar resplandeciendo horri­blemente las llamas eternas. Ningún perdón debía esperar de tan horribles maldades.
“Levanta los ojos, Ambrosio” le dijo una voz conocida… y vio delante de sí a Matilde, hermosa, adornada, brillante, alegre que le dijo: “Yo estoy libre, soy feliz, imítame; re­nuncia a un Dios irritado y vente conmigo a gozar de los placeres que me ofrecen los es­píritus infernales sometidos a mis órdenes… Qué temes. No has merecido cien veces este infierno que te asusta, tan apresurado ves para llegar a estas llamas, que quieras acercarte a ellos por crueles tormentos. Toma este libro: si deseas escapar al auto de fe, lee las cuatro primeras líneas de la página 7″.
Ambrosio quedó inmóvil, hasta que un de­pendiente vino a sacarle de su enagenamien-to para conducirle ante sus jueces. Aún quería negar, prepárase el tormento, y lo confiesa todo, consternado: pronunciase su sentencia, que es la de ser quemado en un auto de fe,que debe tener lugar aquella misma noche a las doce.
Devuelto a su calabozo, queda sumergido en estúpida desesperación, su mirada se diri­ge por casualidad en el libro que le dio Ma­tilde; titubea, lo toma y lee temblando. Un trueno conmueve la cárcel, aparécese el espí­ritu, hediondo, horrible y sombrío, llevando en una mano un pergamino y en la otra una pluma de hierro. Ambrosio le ruega le salve; el demonio pone precio a este beneficio, es preciso que el religioso renuncie para siem­pre a Dios que le ha criado. Pronto a sucum­bir. Ambrosio titubea aún; el diablo con su pluma de hierro le toca la mano izquierda; le saca una gota de sangre y presentándole el pergamino le dice: “Firma este pacto y te pondré lejos de tus enemigos”. El preso toma la pluma, iba ya a firmar, cuando de repente la arroja lejos de sí y enojado el espíritu de­saparece echándole horribles maldiciones.
En tanto pasaba el tiempo; la noche estaba avanzada; dan las doce; Ambrosio siente he­lársele la sangre, cree ya probar los dolores de la agonía y de la muerte; cogiendo el libro fatal, lee apresuradamente las cuatro líneas mágicas, presentándosele al momento el dia­blo con el pergamino preparado… Ambrosio tiembla, su mano se niega; pero oye a los esbirros que se acercan, corren los cerrojos de la puerta, la llave rueda ya en la cerradura y él temblando firma: “¡Sálvame! ¡sálvame!”. Dice al demonio cuyos ojos brillantes de con­tento y cogiendo a Ambrosio entre sus garras, abre las anchas alas; las bóvedas se entrea­bren para hacerles paso y traspasando rápi­damente un vasto territorio, al cabo de pocos minutos, deja a Ambrosio, en uno de los pre­cipicios de Sierra Morena, donde todo en aquel salvaje sitio atemorizaba al admirado monje. “¿Dónde me has conducido?” dijo a su guía.
Este en vez de responder le miraba con malicia y desprecio, hasta que por fin le con­testó: Vano hombrecillo que te creías inac­cesible a las tentaciones, mas pronto te has mostrado siempre a cometer un delito, que yo a insinuártelo. Ahora recibe el premio de tus iniquidades. Tú eres mío y no saldrás vivo de estos montes.
Al decir esto clavó sus garras en la corona del religioso y levantóle por encima de las ro­cas. Los gritos de Ambrosio resonaron a lo lejos; el demonio se elevaba con rapidez, y llegado a una elevación inmensa, soltó su víctima. Abandonado Ambrosio en los aires, fue a caer sobre la cúspide saliente de una roca rodó de precipicio, hasta que magullado y mu tilado se detuvo a orillas de un arroyo, toda vía con vida pero con el cuerpo destrozado En vano intentó levantarse; pues sus miem bros dislocados no le obedecieron. Acababa de salir el sol, y pronto sus rayos perpendicu­lares cayeron vertical mente sobre la cabeza del pecador moribundo: millones de insectos despertados por el calor, fueron a chupar la sangre que manaba de sus heridas, sin que él pudiese menearse para ahuyentarles; las águi­las de la montaña hicieron tajadas sus carnes; devorado de una sed ardiente, oía el murmu­llo de las aguas que corrían junto él, sin po­derse acercar siquiera. Furioso, desesperado, exhalando su rabia en maldiciones y blasfe­mias, maldiciendo su existencia, y sin embar­go, temiendo a la muerte que debía entregarle a tormentos aún mayores, padeció por seis días enteros. Al séptimo se movió una tem­pestad, los vientos enfurecidos conmovieron las rocas y arrasaron los bosques: cubriéronse los cielos de nubes inflamadas; la lluvia a to­rrentes inundó la tierra y el arroyo salió de madre, llegó con sus olas al paraje en que estaba Ambrosio, llevándose su curso hacia el océano, el cadáver del desventurado reli­gioso.
DEMONOLOGIA

GUSOINO, demonio

GUSOINO

Gran duque de los infiernos que se aparece bajo la figura de un camello.

Contesta exactamente sobre lo presente, lo pa­sado y el porvenir y descubre las cosas ocul­tas.

Aumenta las dignidades y afirma los hono­res y manda cuarenta y cinco legiones.

DEMONOLOGIA

GRILLANDO (Pablo) Castillán

GRILLANDO (Pablo) Castillán, autor de un tratado de maleficios, publicado en Lyon, año de 1555, de un tratado de sortilegios, de las Lamias, del tormento, etc., año de 1536, en Lyon, y de algunas otras obras de esta cla­se; cuenta que un abogado que estaba ligado por un maleficio que ningún secreto ni mé­dico podía deshacer, recurrió a un insigne mágico que le hizo tomar antes de dormirse cierta poción, diciéndole que se acostase sin hacer la señal de la cruz y que no se asustase de nada. Cerca las once y media de la noche, el marido oyó los mugidos de una violenta tormenta acompañada de rayos y terremotos; creyóse al principio que le iba a caer la casa encima; mas oyó luego grandes gritos y la­mentos de muchas personas y habiendo lan­zado una ojeada por la parte donde oía el ruido, vio en su aposento más de mil personas que se magullaban a puñetazos y coces, deso­llándose a mordiscones y arañazos, entre las cuales reconoció a cierta mujer de una aldea vecina, que se tenía por bruja y de quien sos­pechaba haberle dado aquel mal, la cual era la que se quejaba más, habiéndose por sí mis­ma arrancado los cabellos y arañado el rostro. Acordóse de los consejos del mágico y tuvo siempre la cabeza de su mujer metida dentro la sábana para que no viese nada de este mis­terio que duró hasta medianoche, a cuya hora el maestro brujo entró y desapareció todo; hizo algunas fricciones al pobre marido, diciendole que estaba ya curado, y así fue en realidad.

DEMONOLOGIA

GOMORY, demonio

GOMORY

Fuerte y poderoso duque de los infiernos que aparece bajo la forma de mía mujer hermosa, con una corona ducal sobre la cabeza y montada en un camello.

Contesta muy bien sobre lo  presente, pasado y futuro, y bace descubrir los tesoros ocultos; enciendeel amor en el corazón de casadas y doncellas.

Manda 26 legiones